Se habla constantemente en este mundo contemporaneo sobre la relación entre el arte, la ciencia y (cuando se quiere ser rimbombante) la tecnología. Sin embargo, y muy a pesar de que el conocimiento humano está en una bella etapa, donde lo interdisciplinar es lo que se considera un hit, los puentes entre las ciencias y lo artístico no se completan a cabalidad.

Este escabroso tema que raya casi en lo cliché, nos sigue inquietando y es que muchos artistas han empezado a usar nuevos materiales para sus obras y así poder argumentar que están haciendo arte y ciencia, me refiero al uso de láser, nanoestructuras, bacterias y la vieja confiable doble hélice del ADN, aun cuando usar los óleos ya es usar un material lleno de ciencia.

La verdad es que por más materiales que se usen a la hora de hacer una obra de arte, los artistas lo que hacen es inspirarse en la ciencia y seguir con su creación, pero la ciencia queda relegada a un segundo plano (a veces mas atrás, según el ego del artista) y es tan así que en las convocatorias para artistas no se hace un llamado a los científicos y sí se lo hace es mas como colaboradores, porque el círculo de aquellos que pueden expresar sus ideas es, por decirlo de alguna manera, restringido a los grandes sabedores y a su mirada exquisita.

Ahora bien, existen científicos con gran sensibilidad para el arte, pero es tan extraño que ellos se enteren de los espacios artísticos, que a fin de cuentas, su voz queda silenciada, y por cierto, su obra también. No digo que la ciencia sea lo mas puro que hay en estos tiempos, porque la ciencias han dejado de lado la explicación de los fenómenos naturales para alcanzar un bienestar común, abocándose a la mera producción de artículos para así poder tener un mejor escalafón entre sus pares.

Pues bien, creo que el nexo entre el arte y ciencia existe, es más, considero que conviven, pero no en las grandilocuentes galerias, o en los afamados museos (colonialistas) de las latitudes norteñas, o en los eventos que algún artista fundó impulsado por su narcisismo, no, esos espacios no cohesionan la idea del arte y la ciencia, sería más apropiado mirar por ejemplo los choques de las partículas elementales en medio del acelerador de hadrones, en donde se recrean los primeros instantes de nuestro universo y que por medio de simulaciones, nos muestran las intrincadas formas en que se producen los encuentros de dichas partículas, o por qué no cuando se le dio forma a la hélice del ADN a partir de una imagen derivada de la cristalografía, y que decir de la producción de grafeno, uno de los compuestos más versátiles de nuestra era. Son muchos más los ejemplos que seguramente a los curadores se les ha pasado por alto o que no les interesa (o que no entienden, ni quieren entender).

 

Imagen modificada de "La estructura y secuencia del ADN: Figura 2", de OpenStax College, Biología (CC BY 3.0)

En todo caso, la relación entre el arte y la ciencia nos seguirá dando de qué hablar y a los ostentosos artistas, que solo usan la palabra ciencia como lugar común, les dará de comer.