León Ferrari se distinguía por su tajante posición ante las figuras de poder religiosas y políticas. Sabía claramente cómo la religión católica guardaba y guarda en su doble moral un discurso que perpetra una antigua excusa; Jesús como mártir. Y no es más ni es menos, ni es secreto, ni es declaración, ni es premio, pero lo sabemos, todo bajo el ánimo de ejercer sus mecanismos de control de pueblos y masas. 

La distinguida blasfemia de León Ferrari contraponía una elegante crucifixión de Jesús, junto con un potente avión de combate estadounidense, generando un gran símbolo de poder que irónicamente conlleva un “que Dios los bendiga” con un “que Dios los lleve en su gloria”. En sus infiernos ironizaba iconos escultóricos religiosos, como la imagen de Jesús, de la virgen y de otros santos, añadiéndolos a estructuras comunes en una cocina habitual. En algunas de sus relecturas de la biblia, ejecutaba imágenes de iconografía religiosa, yuxtapuestas con referentes publicitarios o imágenes eróticas, ya que evidenciaba el hecho de que la biblia está llena de doble moral y violencia. 

“Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad les pido que, todos unidos, hagamos un acto de reparación y petición de perdón…” Mario Bergoglio

La costumbre literal de generar una crítica fuerte de Ferrari se convirtió en un dolor de cabeza para la arquidiócesis argentina, para sus feligreses por supuesto y para la opinión y gestión política. Tuvo fuertes enfrentamientos con el hoy Papa Francisco, Mario Bergoglio, quien encabezó estrategias para desprestigiar y condenar la obra de Ferrari, logrando de este modo que, en una ocasión, alguna turba enfurecida, al mejor estilo de “la santa inquisición”, arremetiera contra su obra plástica en una de las muestras destruyendo gran parte de sus trabajos. León vio este acto como una burda y bufonesca acción por parte de los fanáticos religiosos, la cual sólo sirvió para darle más razón y sentido a su crítico trabajo artístico, “Por suerte no me rompieron la cabeza" reaccionó días más tarde.


Infierno -Leon Ferrari

“Jesús ya nos había advertido que sucederían estas cosas y, con mucha ternura, nos dijo que no tuviéramos miedo, que somos su pequeño rebaño… Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad les pido que, todos unidos, hagamos un acto de reparación y petición de perdón…” reza la sentida y moralista carta que Bergoglio, con mucha simpatía, escribió en su tiempo frente a la muestra. Al parecer el pequeño Rebaño se excedió en sus actos de “perdón”. Aun así, hay quienes actualmente tildan al Papa Francisco como un verdadero progresista, un abanderado con una sutil y conveniente posición, con un tanto de ligereza hacia la izquierda, y, sin embargo, si estudiamos su pasado, no evidencia más que su cómoda filiación conservadora.

“Yo creo que uno tiene que ser así, tenés que hacer las cosas que tenés ganas de hacer.” León Ferrari

Volviendo a lo bochornoso del asunto, Ferrari no pudo tener jamás un acto de publicidad gratuita más convincente y conveniente, ya que el episodio no tan brillante de los feligreses, dejó en alto el nombre de Ferrari, quien por cierto, ganaría años después la 52a Bienal de Venecia, donde fue destacado por el jurado por "su actitud ética y su relevancia estética" Pero la inteligente herejía de León no se limita únicamente a su obra plástica, en la bondadosa crueldad, se puede encontrar una serie de poemas, collages de fotografías y dibujos perturbadores, que no son más grotescos que la misma verdad histórica contra la que arremeten, la historia salvaje de una iglesia violenta y opresora, la ramera del mundo, la gran iglesia católica. 

“los críticos decían que eso no es arte no tengo ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle de nombre: tacharía arte, y las llamaría política, crítica corrosiva, o cualquier cosa. No me importaba el nombre que le pusieran. Yo creo que uno tiene que ser así, tenés que hacer las cosas que tenés ganas de hacer.” León Ferrari 


brailles y relecturas de la biblia

 


bondadosa crueldad