Bogotá es una ciudad que no descansa, los horarios laborales extendidos, universidades operando todo el día, bancos, centros comerciales, transporte público, avenidas colapsadas, calles de lado a lado con comerciantes, hospitales y negocios de barrio que inician labores desde antes de que salga el sol, son muestra de ello.
Es una ciudad en la que constantemente se respira “afán”. A diario es un trajín, estar de aquí para allá, la ciudad no respira debido a que la gente que habita Bogotá no descansa, somos maquinas industriales y posindustriales moviéndonos al ritmo que se establece en la ciudad de “las oportunidades”.
En los últimos días, lastimosamente o gracias a la epidemia en la que nos encontramos del COVID-19, Bogotá entró en simulacro vital preventivo desde el viernes 20 hasta el martes 24 , sin embargo a pesar de que la ciudad está paralizada cuidándose para no contagiarse, el aire y la tranquilidad que se respira en Bogotá es alentadora, pues el índice de contaminación bajó, las familias también pararon el estrés y afán en el que se encontraban, aunque todo lo que viene pinta un poco difícil, es importante resaltar que esta situación es un despertar de la rutina y así mismo se brinda prioridad a lo que, por las mismas labores u obligaciones, se deja de lado.
Este tiempo se ve reflejado en la unión, en el encuentro con uno mismo, alguno más cerca de sus creencias y otros encontrándose con una tranquilidad mental, todo esto se ve reflejado en que Bogotá y sus habitantes, después de mucho tiempo, están respirando.