El 28 de noviembre de 2024 se vivió un momento trascendental en la historia espiritual y cultural del territorio muisca, cuando la localidad de Bosa acogió a las comunidades indígenas que participan en las Jornadas de Paz y Dignidad. Este rezo colectivo, que desde 1992 recorre el continente americano en una manifestación de unidad y espiritualidad que trasciende fronteras, llevando consigo la sabiduría ancestral y el mensaje de reconciliación entre los pueblos originarios de Abya Yala. La llegada de las comunidades del norte del continente, portando los bastones sagrados hace parte del cumplimiento de la profecía milenaria que anuncia el encuentro entre el águila y el cóndor, símbolo de la unión espiritual entre las culturas del norte y del sur del continente.

Desde Alaska, pasando por Estados Unidos, Canadá, México y Centroamérica, los corredores del norte han portado con reverencia los bastones que representan la espiritualidad y las intenciones de sus pueblos. Este recorrido, conocido como la Flecha Águila, se unirá en el municipio de Silvania, territorio muisca, con la Flecha Cóndor, que viaja desde los pueblos del sur, en Argentina. Durante cuatro días de ceremonias, estas comunidades compartirán saberes, oraciones y energías, uniendo los rezos del continente y fortaleciendo los lazos espirituales que las conectan con la Tierra y los ancestros. Una vez concluido este encuentro, los bastones retornarán a sus territorios de origen, cargados con las oraciones y energías acumuladas en su tránsito por las comunidades.

Los bastones sagrados son mucho más que objetos ceremoniales; son símbolos vivos de conexión, autoridad y responsabilidad espiritual. Hechos de madera y otros materiales naturales, representan la vida, la renovación y la sabiduría de la naturaleza. Al ser portados, se consagran con rezos e intenciones específicas que simbolizan la unidad, la sanación y el compromiso de los pueblos con la vida y la justicia.

 

Desde Alaska, pasando por Estados Unidos, Canadá, México y Centroamérica, los corredores del norte han portado con reverencia los bastones

 

Estas jornadas son más que un recorrido físico, también son un profundo acto de resistencia y renovación cultural que desde 1992 se ha propuesto honrar distintos aspectos de la vida y las tradiciones ancestrales. En este 2024, el propósito de "honrar la palabra desde el corazón, aliento de vida" destaca la importancia de la comunicación espiritual como un acto de sanación y transformación colectiva. Este mensaje se alinea también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente con el de "Paz, Justicia e Instituciones Sólidas", al promover la justicia social y una convivencia inclusiva.

El territorio muisca, como anfitrión de este momento histórico, se consolida como espacio vivo donde la espiritualidad indígena se encuentra con la memoria de los ancestros. Estos territorios, cargados de significados ancestrales, demuestran la importancia de la tierra como guardiana de las tradiciones y como pilar esencial para la continuidad del legado indígena. En este contexto, las Jornadas de Paz y Dignidad son más que una ceremonia: son un llamado urgente a la acción, un recordatorio de la necesidad de unidad en la diversidad y un homenaje al compromiso de las comunidades originarias por preservar su cultura, sanar sus territorios y revitalizar el espíritu de sus pueblos.

En el corazón de Abya Yala, el encuentro entre el águila y el cóndor resuena como una manifestación profunda de la espiritualidad indígena y un testimonio de resistencia frente a los desafíos contemporáneos. Este acto ritual reafirma el vínculo entre los pueblos y proyecta una visión de esperanza y justicia para las futuras generaciones. Al recibir a las Jornadas de Paz y Dignidad, el pueblo muisca, la localidad de Bosa y el territorio de Silvania se han convertido en protagonistas de un hito de la humanidad que trascienderá el tiempo y las fronteras, fortaleciendo la memoria colectiva de un continente que se niega a olvidar sus raíces y que encuentra en su diversidad la clave para construir un futuro más equitativo y armónico.