Bogotá, Fundada “oficialmente” (o sea, frente a la corona española) en 1538 por Gonzalo Jiménez de Quesada, hoy cumple 479 años. Existen múltiples historias de cómo se fundó la ciudad en ese momento; una de las más conocidas dice que la ciudad fue fundada en el actual Chorro de Quevedo, sin embargo esta historia ha sido refutada y actualmente se reconoce la plaza Santander como lugar fundacional de la ciudad. Así hay muchas historias sobre Bogotá que nunca han sido confirmadas y que son tomadas como verdad por muchas personas que la habitan.
Bogotá, Bacatá, Muequetá, ¿acaso importa cuál es su nombre verdadero?, importa más el sentimiento, una ciudad que fue la insignia del desarrollo latinoamericano, una ciudad qué, a pesar de ser la capital de un país que ha vivido más de medio siglo de conflicto, sigue en pie. Ese pequeño faro casi al inicio de una cordillera que atraviesa todo Suramérica, que ha vivido grandes momentos en la historia del país, que ha configurado la identidad de quienes allí nacimos y de quienes han llegado a esta.
Lugar de un sincretismo cultural que toma tradiciones indígenas, españolas, paganas, cristianas, y quién sabe cuántas más. Ciudad que recibe las personas de todas las regiones del país e incluso de otros países, una ciudad de oportunidades y desventuras, el mismo lugar donde Jorge Velosa perdió su cucharita, donde las Hermanas Garavito la vida despreciaran, donde mataron a Gaitán, etc.
“La vida en la capital
Se pasa como soñando
Sin tener un dineral
De todo se va gozando
Que mujeres que bullicio
Cuanta alegría sin par
Y el que no tiene oficio
Se dedica a enamorar”
(Por vivir en Bogotá, Las Hermanas Garavito)
La persona que en Bogotá nació vive en una constante dualidad, una relación de amor y odio por esta ciudad, la amabilidad del Bogotano es igual a su indiferencia, su anhelo por seguir toda su vida aquí es igual al deseo por irse y no volver, el deseo por un progreso es igual a la idea de volver a sus raíces, aquel gigante de cemento que moldea a las personas al tiempo les da libertad de desarrollarse, un nido de inmoralidad que es ejemplo a seguir, cuna del desarrollo intelectual y de la ignorancia.
Bogotá, muchos de nuestros recuerdos, buenos y malos, están dentro tuyo. Tus bares han visto nuestras entrañas, tus calles en caótico orden muestran lo rudo y lo delicado de tus habitantes. Nos brindas oportunidades a cambio de nuestra vida, conoces nuestros amores y desamores. Eres la mujer de doble vida que se muestra recatada de día y de noche se transforma en un monstruo, normalizas las atrocidades que en ti ocurren. Nos robaste nuestra infancia, no nos dejarás nada pero nos diste todo, eres como una madre que descuida a sus hijos, nos matas lentamente con tu aire contaminado, nos heredas tus pecados, tus virtudes y tus enfermedades.
Pero Bogotá, hoy te digo feliz cumpleaños, te felicito conmemorando la fecha de una historia que pudo no haber sido tuya, una fecha de la usurpación de un territorio y el intento por la destrucción de un pueblo que te habitaba. La historia de tres guerreros que te abrieron los ojos a la fuerza para que bajo una espada le rindas culto a una cruz y un pendón, para que fueras perdonada del miedo y la codicia que no conocías, sin embargo…
¡Bogotá, feliz cumpleaños!