El BDSM permanece oculto entre las sombras al ser considerado por muchos como una practica sadomasoquista. Pero, ¿en realidad el BDSM es mucho mas que infligir dolor y gozar de ello?
Empezaremos por explicar lo que significan sus siglas:
B, se refiere a Bondage o inmovilización del cuerpo mediante ataduras; D por disciplina y dominación, S refiriéndose a Sumisión y sadismo y finalmente M que hace referencia al Masoquismo. Es así que se puede notar que el BDSM es un conjunto de diversas prácticas eróticas, en las que predomina el juego de poder entre dos roles, el dominante y el sumiso.
Para entender mejor este mundo nos pusimos en contacto con Rafael Lemarchand o Señor R (Dominante) y su sumisa Dinni quienes nos explicaron mucho mejor la dinámica de este estilo de vida.
el BDSM se rige bajo la premisa de lo sano, seguro y consensuado
Es así como llegamos a uno de los sitios de encuentro en donde llevan a cabo estas prácticas. Es una habitación negra adornada con fustas de Unicornios y una Cruz de San Andrés, un espacio muy curioso e intrigante para quien no conoce su fin. El Señor R comentaba que esta comunidad se encuentra en Colombia desde hace más de 30 años y que a pesar de ser una comunidad pequeña tiene varios sitios de reunión como La Corporación BDSM en el occidente de Bogotá, incluso habla de los encuentros en la Universidad Nacional.
Mientras dialogábamos Señor R nos cuenta que al igual que en cualquier otra práctica sexual, en esta existen riesgos, pero, a diferencia del "sexo vainilla" (que es el nombre con el que se conoce al sexo convencional) el BDSM se rige bajo la premisa de lo sano, seguro y consensuado, asegurándose de esta manera de que el placer sea la prioridad.
Además nos cuenta que en esta práctica, una parte importante es el "placer del dolor", refiriéndose a el nivel de dolor o riesgo al que se va a enfrentar la "sumisa" en cuestión. Para ello existe un contrato dentro del cual ambas partes pactan un mutuo acuerdo antes de dar inicio. Lemarchand reconoce que los contratos escritos existen y son bastante explícitos e intimidantes, más para las personas que inician en este mundo, como es el caso de Dinni, por lo que recomienda llegar a un acuerdo por medio del diálogo.
Rafael o el mejor conocido como el Señor R, inicio en el mundo del BDSM hace 7 años y menciona que el interés siempre estuvo ahí; recuerda que de niño le gustaba jugar a los vaqueros y atar a sus compañeros, igualmente afirma sentirse atraído por el hentai o películas como hellraiser desde temprana edad.
La diferencia clara entre una relación dominante-sumisa y una relación “normal”, es la exploración de la sexualidad que existe en el BDSM
Por otra parte, Dinni quien apenas lleva un año siendo sumisa admite que se sintió atraída por estas temáticas mucho antes de conocer 50 sombras de Grey, pero al ser tan inocente no era capaz de exteriorizarlo, pero guiada por la curiosidad empezó a investigar sobre el tema y así fue como por medio de Instagram se puso en contacto con el Señor R quien además de ser domínate con varios años de experiencia también da talleres de spanks y bondage.
Para Lemarchand estos talleres distan totalmente de lo erótico y los considera un arte, o al menos así lo afirma él, ya que menciona que en varias ocasiones las mujeres a las que les dicta estos talleres reconocen “estar mas mojadas que un rio”. El señor R nos dice que cualquiera no puede llegar de la nada a pretender ser sumisa. Para ello existe un protocolo previo. Este se divide en tres etapas para las cuales se usan collares como símbolo de compromiso con la práctica. La primera etapa se ve representada por el collar de consideración. En esta etapa los individuos comienzan a conocerse, a salir juntos y explorar los intereses del otro. En la segunda etapa se otorga el collar de entrenamiento que en palabras del Señor R es: "empezar a enseñarle a la sumisa cómo es que me gustan las cosas y observar la recepción que tiene la otra persona". La etapa final tiene como símbolo el collar de propiedad que tiene como finalidad consumar un tipo de "mini matrimonio".
A lo largo de estas etapas además de buscar placer, también se busca el crecimiento de ambos como personas. La diferencia clara entre una relación dominante-sumisa y una relación “normal”, es la exploración de la sexualidad que existe en el BDSM. Si bien esta exploración libre de la sexualidad puede llegar a ser considerada un tabú, no es sinónimo de abuso o de maltrató.
Fotografías: Monica Martín