Niños jugando a ser grandes, una sociedad contundentemente machista y chicas con poca autoestima, este es sin duda el discurso andante en esta película, y pasadas las generaciones pareciese que el contexto y la problemática de fondo no cambiara, al punto de convertirse en un círculo vicioso interminable.

Dentro del análisis del texto de la película se encuentran situaciones concretas de los años noventa: adolecentes sin rumbo, uso indiscriminado de drogas, la calle como un refugio, inmadurez disfrazada de rebeldía, sexo desenfrenado; falta de cultura, de respeto social, de educación y de orientación sexual. Se muestra una etapa fresca y descomplicada de la adolescencia en suburbios de la ciudad y gente del gueto que roza los caminos del pandillismo y la delincuencia organizada, de cierta forma como consecuencia de la falta de oportunidades y por consiguiente un futuro incierto. Consecuencias arrolladoras de un mal gobierno en constante inversión de políticas bélicas y políticas económicas que dejan a un lado al ser en su condición humana e individual y se centran en procesos casi que mecanizados del hombre esclavizado, “trabajar, trabajar y trabajar” como diría un caudillo local.

"Se deja a un lado al ser, en su condición humana e individual y se centra en procesos casi que mecanizados del hombre esclavizado, “trabajar, trabajar y trabajar” como diría un caudillo local."

El papel de los padres es pasivo, casi que los desdibujan del todo, están perdidos en un carrusel de emociones y responsabilidades que tal vez nunca quisieron adquirir. Entonces la falta de autoridad es evidente, no hay figura responsable ni un guía de vida que oriente ni aconseje estas juventudes en un mundo tan frívolo y superficial. Familias disfuncionales y abandonadas son el panorama desolador en esta sociedad de decadencia, normalmente caracterizada por falta de una figura paterna.

btf_clock_u 

También es notoria la violencia intrafamiliar, alimentada de un pensamiento machista implantado como un chip por el padre, “los hombres no lloran”, “las mujeres deben estar en la casa”, “machito como su papa”, todo esto fomenta la corriente de pensamiento que alimenta el discurso de “con cuentas mujeres me acosté”, “la mujer es solo sexo”, “la que no muestra no vende”, “muestren las tetas, tienen que mostrar las tetas amigas” (Epa, epa, epa Colombia).

Vemos juventudes precoces con ínfulas de “experiencia” sexual, hormonas alborotadas disfrazadas de libertad sexual, sin predominio de respeto por el cuerpo y sobre todo sin predominio de una experiencia sexual libre de presiones sociales del entorno.

“También podemos evidenciar violencia intrafamiliar, alimentada de un pensamiento machista implantado como un chip por el padre, “los hombres no lloran”, “las mujeres deben estar en la casa”, “machito como su papa”

En el subtexto se refleja una juventud relajada, sin presiones, el “libre albedrio” o tal vez ¿libertinaje?, el consumo de drogas sin responsabilidad ni conciencia, como un  pretexto social de “pertenezco a la gente cool y relajada”, “todos nos drogamos”, “todos somos geniales”, “tenemos los mismos gustos y vicios”, “vinculémonos en comunidad y hagamos frenesí con todo”, “nadie nos lo va a prohibir”, “somos los felices dueños del mundo (en nuestra pequeña burbuja)”, “estamos envueltos en humo de marihuana, fiestas, vandalismo y rebeldía, porque somos jóvenes llenos de vida en una sociedad moderna”. Traigamos este discurso a un contexto actual, se podría hacer un paralelo junto con las juventudes populares amantes del reggaetón y todo lo que ello envuelve; el machismo, sexo como principal objetivo de vida, mujeres a la venta del mejor postor, sociedades desequilibradas, falta de cultura y oportunidades. ¿Esto es lo cool? Y actualmente está en un boom total y el que no esté en el círculo no está en nada o es una suerte de antisocial. El subtexto es esto que nos muestran a diario en las emisoras, novelas y publicidad en general, los chicos frescos y descomplicados que pertenecen a algo cool, masticando y masificando el contenido para que nadie se salga del molde y todos la pasen genial como seres hipersexuales no pensantes.  


Via: Facebook

El metatexto está planteado desde la hipótesis moralista del “no consumas drogas”, “no seas rebelde”, “no tengas libre albedrio”, por el contrario, se sano, obedece las normas del sistema, cásate, reprodúcete, trabaja y muere; puesto que las consecuencias serán desastrosas para tu vida tales como: enfermedades, pobreza, violencia, desesperanza y un futuro incierto. Imaginemos a los padres viendo este tipo de contenido, ¿sus actos siguientes no serían la sobreprotección?, ¿la opresión?, pensemos por ejemplo en la estigmatización de la marihuana, esta es constantemente malinterpretada y mal utilizada en estas sociedades. Habría adoctrinamiento de la personalidad de sus hijos seguramente, un pretexto perfecto para aferrarse a las religiones como método de solución y aislamiento de las situaciones peligrosas para sus hijos. Tal vez está todo pensado desde un afianzamiento de las bases establecidas de la sociedad actualmente forjada, estigmatizadora, represora e inquisidora a nuevas formas de ver la vida.