El cine, desde una mirada general, es un  preceso complejo que integra factores técnicos, estéticos, políticos y económicos, incluyendo el significado y  la influencia que ejerce sobre  un público en especifico y el éxito que deriva de ello. El cine animado no es la excepción; los filmes animados, en especial los japoneses, han sabido cómo posicionarse en la industria del cine y “La princesa Mononoke” es ejemplo de ello.

“La princesa Mononoke” es una película estrenada en 1997 en Japón por el estudio Ghibli, bajo la dirección del aclamado y reconocido director Hayao Miyazaki, en 1999 se estrenó en Estados Unidos siendo un éxito en taquilla, sólo opacada por el estreno de Titanic en noviembre del mismo año. La película gira en torno a la disputa entre los espíritus protectores del bosque encabezados por Mononoke, una princesa guerrera, y los humanos; quienes poco a poco destruyen y despojan de vida al mundo conocido.

 

La película inicia con la presentación de un joven príncipe llamado Ashitaka, el cual resultó gravemente herido tras defender a su aldea del espíritu de un enorme dios jabalí corrompido por el odio. Ashitaka, después de entender que la herida comprometería su vida, emprende el viaje a la tierra natal del dios corrompido donde espera encontrar la cura a su maldición.

 

En el trayecto hacia la tierra natal del dios jabalí, el príncipe llega a la Ciudad de hierro, dirigida por Lady Eboshi, quien ha estado en guerra con los espíritus del bosque debido a que los humanos han talado árboles y contaminado el agua para extraer el hierro de las montañas. Ashitaka descubre qué la causa del odio del dios jabalí es precisamente la destrucción de su hogar y la herida provocada por Lady Eboshi con un arma de fuego.

Ashitaka, en su viaje al oeste se encontrará con San; la princesa Mononoke, guerrera y líder de los lobos; feroz por donde se le mire, valiente y astuta como ninguna otra. Y  es de esta joven mujer de la que se enamorará gradualmente el príncipe, lo cual lo llevará a escoger un bando; la protección del bosque o la supervivencia de los humanos. 

 

“No me importa morir, con tal de alejar a los humanos del bosque”.
–San
(La Princesa Mononoke, 1997)

 


Vía: La Princesa Mononoke

De la relación del anime y la realidad.
Desde hace 500 años, el patrón civilizatorio está llevándonos al límite y hará que la vida en el planeta Tierra ya no sea posible. “Cuando hablamos de cambio climático o de las condiciones del agua, de la destrucción de la biodiversidad, no nos encontramos apenas ante una crisis ambiental sino ante una crisis civilizatoria”[1] y es precisamente lo que representa la película; “La princesa Mononoke”. En  primer lugar, el filme resalta el pensamiento moderno: la convicción que la humanidad lo es todo y estaría sobre la tierra para dominar sobre ella, ideal personificado en Lady Eboshi, quien asegura que una vez talados los bosques, muertos los lobos y extraído el hierro, la tierra prosperará, o en términos modernos: “progresará”. Así mismo la lógica civilizatoria moderna cobra sentido en tanto  Lady Eboshi afirma que, cuando la tierra sea prospera la princesa lobo se volverá humana, o en palabras modernas “civilizada”.

En un segundo momento, cabe resaltar el porqué de la extracción de hierro. Además de asegurar la fabricación de armas y el “progreso” de la ciudad, de fondo la reflexión que se nos invita a hacer es la relación del hombre y la naturaleza, pues tanto en el anime como en nuestra realidad, se establece (…) una relación absolutamente instrumental, tan instrumental que nos parece perfectamente natural hablar del agua, del hierro, de la floresta como recursos naturales. ¿Por qué recursos? Porque están ahí para que los seres humanos nos apropiemos de ellos y los utilicemos en función de los humanos[2].

Pero la vida no es un recurso, y esto queda perfectamente personificado cuando aparece en escena el “Gran Espíritu del Bosque”, transformado en una especie de caminante nocturno, que durante el final de la película se convierte en un líquido que inunda de vida nueva todo aquello que el hombre había destruido.

 

“El espíritu del bosque da la vida y la quita. Es privilegio suyo”.
–San
(La Princesa Mononoke, 1997)

 Vía: La Princesa Mononoke

Por último, el mensaje es claro, los problemas ambientales no son locales sino globales, y para evitar la destrucción de la ciudad y de sus habitantes Ashitaka construirá junto con Lady Eboshi un nuevo modelo de sociedad, mucho menos agresivo con la naturaleza, mientras la princesa lobo seguirá viviendo en el bosque con los suyos. Nosotros mientras tanto, como dice Edgardo Lander estamos construyendo alternativas desde la crítica feminista, desde pueblos campesinos y aborígenes, recuperando una relación diferente de los seres humanos con el resto de la vida, pero TENEMOS EL TIEMPO CONTADO[3].

 

"Lo que pretendo es que los humanos y el bosque puedan vivir en paz".
–Ashitaka
(La Princesa Mononoke, 1997)

 
Vía: La Princesa Mononoke

 


[1] LANDER, Edgardo. Crisis Civilizatoria: el tiempo se agota, p 27.  Disponible en http://www.fedaeps.org/IMG/pdf/Crisis_civilizatoria_el_tiempo_se_agota.pdf [consultado el 18 de agosto de 2017]
[2] LANDER, op. Cit., p.29
[3] LANDER, op. Cit., p.40