Durante el 2019 el país ha presenciado diversas irregularidades en lo que respecta a la administración gubernamental y el afán de implementar reformas contraproducentes. Esta serie de errores e injusticias despertaron la inconformidad de los colombianos y con ello la necesidad de un cambio. Para ello era necesario que los ciudadanos se unieran y manifestaran las falencias del gobierno.
El jueves 21 de noviembre se llevo a cabo el paro nacional, días antes varios gremios habían manifestado su oposición frente a las propuestas dadas por el gobierno. No obstante, casos como la masacre de los niños en el Caquetá, la muerte de los líderes sociales incluso la aprobación de casa de tiburones, fueron sumándose a los puntos fuertes de las marchas.
Bajo el nombre de 21N, los colombianos de varias ciudades se empezaron a manifestar, de manera pacifica caminaban por las calles exigiendo derechos fundamentales para el hombre, reclamando justicia por los inocentes de la guerra, buscando una mejor educación y remuneraciones laborales y pensionales, dignas del sacrifico que los colombianos dan día a día. Con gritos, cantos y carteles Colombia se hizo sentir aquella mañana.
Colombia no guardo silencio y la noche del 21 noviembre se abrió el telón a la melodía de las cacerolas
A pesar de las represalias que tomo gobierno y el abuso de la fuerza pública, Colombia no guardo silencio y la noche del 21 noviembre se abrió el telón a la melodía de las cacerolas. En cada rincón de barrio, en cada ciudad, se vivió un cacerolazo nacional, varios ciudadanos siguieron marchando, rompiendo el silencio al compás de las cucharas y las ollas.
El 22N empezaba transcurrir con normalidad, no obstante, los actos vandálicos, los saqueos y abuso del poder por parte del ESMAD, causaron una confusión en la ciudad, dejando como consecuencia un toque de queda en la capital, acto que no se veía desde 1977; esto cambio el motivo principal de las marchas y estigmatizo la manifestación pacífica como un acto de caos y destrucción.
Ante la tensión del panorama los días 23 y 24 continuaron con las marchas, la fuerza pública comenzó a actuar de forma anti- ética, lastimando a civilices y participantes de la marcha. El 23 de noviembre el joven Dylan Cruz resulto herido a causa de un artefacto disparado por un agente del ESMAD, socorristas que se encontraban en el lugar lo auxiliaron. Este acto indignó a toda la ciudad, movidos por la esperanza y la resistencia, el paro volvió a tomar fuerza, actos simbólicos se llevaron en los puntos más importantes de la ciudad. Desde velatones, caminatas, incluso el besaton, buscaban llamar la atención de un gobierno y de continuar con la lucha.
Esta última semana pudimos destacar varios puntos que se presentó en el paro
Lamentablemente el joven Dylan falleció la noche del 25 de noviembre, esto conmociono a los ciudadanos y revelo otros casos de abuso policial incluso militar, con otra razón más para protestar, estudiantes, trabajadores, maestros y demás, se unieron para expresar el dolor y la indignación del pueblo, para resistir y no abandonar los esfuerzos. 26N se realizaron actos conmemorativos, minutos de silencio y marchas, despidiendo al joven y recobrando fuerzas para seguir en la lucha.
Con 18 puntos definidos; se volvió a convocar a paro nacional el 27 de noviembre, las movilizaciones fueron notorias, varios ciudadanos se concentraron en varios puntos de la ciudad, al ritmo de la 9ª sinfonía de Beethoven, la cumbia y el himno nacional. Se hizo presente en la ciudad, la gente se reunía a acompañadas de sus ollas para complementar la melodía.
Esta última semana pudimos destacar varios puntos que se presentó en el paro, principalmente la multitudinaria movilización desde diferentes puntos del país, el apoyo de los colombianos desde el exterior, las respuestas ilógicas del gobierno frente a los temas de la protesta, el abuso de poder de las autoridades, la excelente labor de medios como CityTv que trasmitieron minuto a minuto de las movilizaciones y la creatividad de los manifestantes durante las marchas.
A pesar de las víctimas de la represión y los maltratos, los colombianos siguen alzando la voz y luchando por un mejor país, conservando la esperanza de un cambio real y manteniéndose firmes en las marchas, los colombianos no se detienen, buscando justica y claridad sin dejar atrás el paro nacional.