Aquella mañana era fría, de esas en las que la tentación de quedarse en la cama es grande, me permito cinco minutos más de esa sensación de relajación y dejo que las ganas de sentir la ciudad me convenzan de abandonar mi zona de confort. Quiero sentir su aire, ver sus paisajes urbanos, tocar sus texturas, tener otra visión. ¿Mi decisión?: salir a buscar los colores de esta mañana en esta caótica ciudad.
Me apresuro a alistarme y me dispongo a explorar con la creciente inquietud de saber cómo puedo hacer para ver lo que para los demás no es tan evidente, no es tan importante.
Me entretengo tomando un café mientras veo como las personas se encierran en su pequeña burbuja sin mirar qué hay a su alrededor. Veo mi reflejo en ellos pero digo: hoy voy hacerlo diferente.
Fotografía: JennyPeña
Estas calles están llenas de historias que están plasmadas en sus paredes; que cuentan historias tristes, tenebrosas, melancólicas, o también pletóricas de alegría. Testimonios acompañados con colores y olores que hacen parte de ella.
Me detengo en uno de los tantos muros de esta ciudad donde los demás no ven. Lo observo, veo la técnica, los acabados, trato de entender que quiere transmitir el artista en este caso el grafitero. Su forma de expresar en algunos casos es simple de entender y en otros casos es caótica igual que la ciudad misma; pero no deja ser arte. Cada uno de ellos expresa exterioriza con su arte, como ha sido su vida o como quisiera que fuera. Es decir, cada muro tiene una parte de ellos que nadie más cuenta, ya que los muros son como su confesionario donde liberan sus culpas y quedan libres de pecado.
Fotografía: JennyPeña
Al caminar me sorprendo de ver como cada grafiti se camufla en las paredes, como las calles de esta ciudad se los han devorado, haciéndolos anónimos y en la mayoría de casos invisibles. Sigo mi camino y me encuentro con mi caballero andante, que no debe faltar en cualquier historia o cuento, quien dulcemente me pregunta: ¿la puedo acompañar en este viaje de colores? Él va en su caballo de acero, donde me siento más segura. Se viene a mi mente todas las imágenes de los cuentos de princesas y caballeros que nos contaron en las noches.
Volviendo con la idea de entender que quieren decir estos artistas, que quieren transmitir sus trabajos y sus matices que son parte de esta ciudad. Al parecer para muchos no tienen una "belleza aceptable " y entonces me pregunto: ¿es belleza o no?, ¿es arte o no?.
Fotografía: JennyPeña
Entro en un conflicto interior de lo que me enseñó la academia y la vida misma, pues el concepto de belleza es subjetivo. Y mi interior llega a la conclusión: es belleza, es arte.
La ciudad en una galería inmensa, con muchos lienzos a la mano. En gran lugar de exhibición para todos; donde expresamos todo aquello que hace parte de la vida y que unos pocos con valentía lo plasman para que los demás lo veamos y no pase tan desapercibido lo puede llegar a ser arte.
Al terminar mi recorrido me doy cuenta que el arte es para todos, no para unos cuantos y no necesariamente debe estar en una "galería" para unos pocos.
Por: Jenny Peña