El arte como expresión política nos lleva a pensar sobre el propio papel del arte en la sociedad, debemos tener en cuenta que las prácticas artísticas permean cada ámbito cotidiano en cualquier esfera social, se encuentran esculturas en las calles de la ciudad, en los centros comerciales, pinturas y fotografías instaladas en diversos espacios de acceso público, muestras artísticas en universidad, plazas, parques, etc. Conciertos callejeros, cantantes y cuenteros en los buses, incluso en un ascensor hay música.
El principal objetivo del arte es la retención de información de una forma estética, muchas veces agradables a los sentidos, con el fin de dejar una marca para la posteridad generando lenguajes que puedan ser leídos en un futuro y den a conocer las dinámicas y estéticas manejadas en una época y región especifica.
“¿Quién habló de la imaginación al poder? Nunca hubo imaginación en el poder” J. Baudrillard
Sin embargo, a través de las artes se pueden manifestar un gran número de subjetividades individuales, sirve como una forma de expresión emocional cuando las personas se apropian de diversos lenguajes artísticos para la creación, a través de esta dinámica se puede desde generar contenidos culturales hasta contenidos comerciales, puede estar en lugares exclusivos hasta mover las masas y generar identidades de países enteros.
Pero el arte también tiene su papel político, un papel que cumple de diversas formas, en primer lugar generando una identidad político-estética en sectores alejados de las clases dominantes, es decir en lo popular, aunque también podría nacer desde lo popular como una respuesta a políticas que afecten al hombre del común; cumple un papel también ideológico, o de denuncia.
“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí” Kant
El arte en Colombia sirve como catalizador de las violencias, como elemento de recuperación de la memoria histórica, incluso como elemento terapéutico tanto para víctimas como para victimarios. Sin embargo los fines políticos del arte en Colombia han decrecido desde la década de los 90, ya sea por lo peligroso que resulta hablar del tema en un país en conflicto o por el desencanto sobre el tema al convertirse en casi algo cotidiano.
Pero no todo es un apocalipsis artístico-político, en esta época de post-acuerdo, donde se ve un nuevo camino por el cual seguir se han visto algunos cambios, podré como ejemplo la exposición “la guerra que no hemos visto” de Juan Manuel Echavarría, donde los diversos agentes de la violencia contemporánea en Colombia expresan escenas que los marcaron donde se ejemplifica la violencia, a través de pinturas que resultaron de procesos con reinsertados y víctimas del conflicto armado.
La obra 6 y 7 de noviembre realizada por Doris Salcedo donde conmemoraba las victimas la toma y retoma del palacio de justicia en el centro de Bogotá, sumado a un sin número de intervenciones en las zonas representativas de cada ciudad enfocadas a denunciar o reivindicar algún hecho político o histórico, el caso de los muralistas mexicanos que reconciliaron la clase política mexicana con sus clases populares, dotándolos de valores nacionales como pueblo revolucionario.
“Aguantamos al culpable cuando se hace el inocente
aguantamos cada año a nuestro p*to presidente” Residente, Calle 13
La obra de teatro “Camilo”, sobre el impacto de la vida y obra de Camilo Torres y su reconocimiento como agente que moldeo una parte de la historia de Colombia, así como muchas obras que se muestran como respuesta a algún momento histórico o político.
Música de Personas como Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y más contemporáneo Residente de Calle 13, quienes junto a muchos otros, dan a conocer letras contestatarias a las prácticas políticas tradicionales y las injusticias que se viven cotidianamente en los países latinoamericanos.
Todos estos casos nos muestran como el arte realmente puede decir cosas sobre el ámbito político, también es una invitación a los artistas, a no quedarse solo en sus planteamientos subjetivos, a respetar el papel del arte, convertirlo en un arma con la cual visibilizar y reaccionar frente a las injusticias y apropiarse del rol del artista como agente político y culturar que puede influenciar cualquier capa social, desde las populares hasta las dominantes. El arte es una herramienta que tenemos y debemos usar.