Esta es la historia de una comunidad originaria de la localidad de Bosa, quienes construyeron sus espacios a través de organizaciones comunitarias y comunales, logrando apropiarse simbólicamente del entorno y generar distintas dinámicas en el territorio donde habían crecido. Sin embargo, estas dinámicas y espacios les fueron arrebatados poco a poco por aquellos que deberían velar por su bienestar espiritual, pero parecen velar más por sus propios intereses económicos, manteniendo una fachada de buen nombre por encima del bienestar de la comunidad.
Como se ha mencionado en la Revista In-Usual, actualmente existe un problema que afecta a los pobladores de Bosa, especialmente a las familias más antiguas de la localidad. Este problema se refiere al cementerio de Bosa (dejaremos de llamarlo “cementerio parroquial” por solicitud de la comunidad, ya que este cementerio no nace de la parroquia, sino nace de procesos comunales y comunitarios de las familias antiguas de la localidad). Es importante documentar lo que sucede alrededor de este cementerio, ya que involucra aspectos no solo administrativos, sino también la violación de derechos fundamentales tanto colectivos como individuales de las familias, organizaciones e individuos que son usuarios de este lugar.
Imaginemos que construimos una casa: conseguimos el terreno, levantamos los ladrillos uno a uno, organizamos el espacio según nuestras tradiciones y lo decoramos a nuestro gusto. No habría problema en querer vivir y disfrutar de ese lugar que hemos construido con esfuerzo, dedicación y organización. Sin embargo, surge un problema absurdo si me cobraran por utilizar cada habitación de la casa que construí. Esto es exactamente lo que ocurre en el cementerio de la localidad de Bosa.
dejaremos de llamarlo “cementerio parroquial” por solicitud de la comunidad, ya que este cementerio no nace de la parroquia, sino nace de procesos comunales y comunitarios de las familias antiguas de la localidad
En tiempos antiguos, cuando la relación geográfica entre Bosa, Bogotá, Colombia y Cundinamarca no se entendía claramente debido a dinámicas locales, como el transporte deficiente y la configuración tradicional de los diversos espacios y escenarios de la cotidianidad, surgieron cuestiones relacionadas no solo con la movilidad, sino también con las relaciones económicas, sociales, culturales y familiares de las personas y su conexión con el territorio. En este contexto, en la actual localidad de Bosa, existían dinámicas heredadas de un sincretismo que fusionaba elementos de la tradición indígena muisca con elementos impuestos por la Iglesia Católica y una tradición colonial y republicana.
En esa antigua Bosa, donde la dinámica era principalmente rural y el paisaje estaba lleno de vegetación, animales y plantas, las interacciones entre los habitantes de la zona se basaban en la familiaridad y la organización. Cuando se violaban los derechos de las personas o se cometían injusticias, se buscaba la forma de abordar estas situaciones. Me gustaría profundizar más en estos temas, ya que no se trata solo de una fantasía basada en un concepto antropológico del "buen salvaje", sino de hechos transmitidos en la tradición oral de Bosa que revelan cómo se organizaban y respondían a los desafíos de aquel entonces. También es importante tener en cuenta que las dinámicas sociales estaban arraigadas en las dinámicas familiares, ya que las personas tenían lazos de consanguinidad con los demás habitantes de Bosa. No es extraño encontrar vínculos sanguíneos entre los apellidos más antiguos de la localidad.
Es necesario destacar que el cementerio surge de esa organización. Tradicionalmente, existía un espacio dedicado al descanso de los difuntos de la comunidad. Este espacio continuó generando rituales y desarrollando elementos simbólicos que se convirtieron en tradiciones de antaño en Bosa. Con el fin de consolidar un espacio físico para mantener esta tradición propia del territorio que ahora ocupa la localidad, los representantes de las familias decidieron unirse en una organización llamada "Asociación Pro Cementerio" para llevar a cabo el proyecto que sería el cementerio de Bosa.
hechos transmitidos en la tradicion oral de Bosa que revelan cómo se organizaban y respondían a los desafíos de aquel entonces
Una vez establecida esta junta, a través de bazares y otras acciones, se obtuvieron los recursos necesarios para la construcción del cementerio, su delimitación y los demás elementos que configuraron lo que fue el cementerio hasta hace unos años. Es importante resaltar el papel de la familia Portilla, especialmente de Pablo Portilla, reconocido por su contribución a la historia de la localidad. Fueron ellos quienes cedieron el terreno a la asociación para que se completara la configuración del espacio del que hablamos hoy.
El cementerio de Bosa se compone físicamente de mausoleos familiares, tumbas en tierra, algunos panteones y espacios destinados a casos de personas no identificadas o con circunstancias de muerte distintas, como lo era el área destinada al entierro de quienes fallecían por suicidio, donde actualmente se encuentra una cancha sintética de fútbol. En la actualidad, no se sabe quién administra este lugar, cómo se lleva a cabo su administración y quién se beneficia de un espacio que debería pertenecer al cementerio y ser respetado como un escenario donde se encuentran la historia, la tradición y las creencias de toda una comunidad.
Igualmente, sucede con los espacios de las floristerías que se encuentran en la fachada, que antiguamente era de ladrillo construida por manos de la comunidad, y que por decisiones de "Dios sabe quién", ahora están en manos de terceros que se lucran de estos escenarios de muerte y ritualidades en los momentos más difíciles para cada una de las familias. Lo mismo ocurre con las casetas que se encuentran al lado del cementerio, son escenarios construidos en terrenos que se supone deben pertenecer al cementerio, pero que fueron apropiados por terceros para el comercio y actividades que no deberían mezclarse con la tradición y la ritualidad en torno a la muerte para muchas de las familias. Es importante aclarar que no estamos en contra de la utilización de estos espacios para el desarrollo económico de algunas familias o personas de la localidad. Sin embargo, desde que la administración pasó a manos de la Iglesia Católica, representada por la Orden Claretiana, que ha estado presente en Bosa durante más de medio siglo, hay un desconocimiento considerable sobre los procesos administrativos y sobre quién cobra a las personas que ocupan los lugares pertenecientes al cementerio, que fue construido por la comunidad y debería ser propiedad y administración de la misma.
se compone físicamente de mausoleos familiares, tumbas en tierra, algunos panteones y espacios destinados a casos de personas no identificadas o con circunstancias de muerte distintas
En este contexto, aclaramos el provocador título de este artículo, que se refiere al papel desempeñado por la Iglesia Católica y su Orden Claretiana en el despojo sufrido por la comunidad en relación al espacio que hoy ocupa el cementerio; un espacio ya construido por la comunidad originaria del lugar, solo llegan a adminiatrar y cobrarle a todos por los "servicios" que prestan y los lugares para el descanso de los difuntos, incluso a los descendientes de quienes, con sus manos, construyeron el lugar. es decir, no invirtieron nada, no construyeron nada, no organizaron nada, pero si se apropiaron y cobran por todo. La Iglesia utiliza un modus operandi en sus "negociaciones", pretendiendo que nunca existió una organización social. Hablan con cada persona de forma individual para generar acuerdos y llevar a cabo acciones pequeñas que, una tras otra, les permiten apropiarse y cambiar el ideal que existía cuando se construyó el cementerio.
Retomando el ejemplo inicial, la Iglesia encontró una casa construida, organizada y amueblada, con dinámicas organizativas establecidas. Se apropiaron de ese lugar y además cobran a los legítimos dueños y herederos de los espacios organizativos y sociales que dieron origen a este cementerio. Cobran por cada acción realizada en el cementerio: modificaciones, arreglos, pinturas, disposición de difuntos en los mausoleos que son propiedad de las familias, entre otros cargos que la comunidad ha observado en los últimos días.
Esto sin mencionar las denuncias recibidas de la comunidad, donde expresan problemáticas como cambio de ubicación de los restos de sus familiares sin notificar a las respectivas familias, profanación de tumbas sin los permisos correspondientes, cobros excesivos a las familias propietarias de mausoleos, uso arbitrario de tumbas en los mausoleos sin los permisos adecuados de las familias, y muchas otras denuncias que afectan directamente a las familias y al patrimonio de la localidad. Además, se han hecho denuncias de corrupción dentro de la administración del cementerio, que incluyen cobros de valores arbitrarios a discreción de quienes están detrás del mostrador, desfalcos de cientos de millones de pesos en negocios con proveedores de servicios funerarios, procesos de denuncia ante distintas organizaciones que no avanzan debido a la falta de pruebas y a la desaparición de documentación, cambio y desaparición de las escrituras de los mausoleos por contratos de arrendamiento con la iglesia. Es importante tener en cuenta que estas últimas denuncias requieren pruebas, pero son hechos que la comunidad ha evidenciado y ha intentado comunicar por diferentes medios. Esperamos que las instituciones realicen las investigaciones correspondientes para esclarecer los hechos y denuncias que la comunidad ha presentado sobre las irregularidades en la administración del cementerio.
Vale la pena destacar que este negocio que se ha establecido alrededor de la muerte fue administrado por la Iglesia. Ya que tradicionalmente y durante siglos fue un espacio de la comunidad. Más bien, se han utilizado artimañas legales y sociales para apropiarse del espacio que ya estaba construido y, descaradamente, cobran valores arbitrarios a quienes por derecho les debería pertenecer ese espacio. También es relevante mencionar que solo hemos abordado algunos aspectos económicos e históricos muy generales de toda la problemática denunciada desde el inicio de estas manifestaciones y mesas de diálogo con la comunidad de Bosa, el cementerio, las instituciones distritales y otras organizaciones como el Cabildo Indígena Muisca de Bosa. Aún queda mucho por discutir sobre temas culturales, patrimoniales, históricos y organizativos sociales que forman parte de la configuración del cementerio y que a menudo son pasados por alto por la administración claretiana, pero que deberían ser pilares fundamentales en la protección y búsqueda de una identidad territorial de las personas con la localidad y la ciudad.
Desde este medio seguiremos inforando de los hechos que afecten a la comunidad y de como avanza esta lucha por la recuperación de un espacio tan importante para la comunidad de Bosa y sus familias tradicionales.