Me llamo Ana y quiero compartir con ustedes la historia de una pareja de mujeres que he conocido. A pesar de que por razones de privacidad no puedo dar sus nombres reales, puedo asegurarles que su historia es real y es una muestra del amor verdadero que puede existir entre dos mujeres.

Conocí a esta pareja en una marcha del Día del orgullo LGBTIQ+ en Bogotá. Ambas llevaban una pancarta que decía "amor es amor" y portaban banderas arcoíris en sus manos. Me acerqué a ellas para felicitarlas por su valentía al salir a la calle y luchar por sus derechos.

Fue en ese momento que comenzamos a conversar y me contaron su historia. Me dijeron que se conocieron en la universidad, donde ambas estudiaron Artes. Se enamoraron rápidamente y comenzaron a salir juntas en secreto, debido al miedo al rechazo de su entorno, en ese entonces.

 

Ambas llevaban una pancarta que decía "amor es amor"

 

Un día decidieron dar el gran paso y contárselo a sus familias. La reacción de ambas familias fue muy diferente. Una de ellas recibió la noticia con amor y apoyo incondicional, mientras que la otra se mostró muy reacia e incluso llegó a amenazar con sacarla de la casa.

A pesar de las dificultades, la pareja decidió seguir adelante con su relación, luchar por esta y ser felices juntas. Pero no todo fue fácil. En su trabajo, ambas tuvieron que enfrentar discriminación y acoso por parte de algunos compañeros y superiores.

Ellas nunca se dejaron vencer por el odio y la intolerancia. Decidieron unirse a organizaciones activistas y luchar por sus derechos y los derechos de la comunidad LGBT+. Asistieron a marchas y manifestaciones, escribieron artículos y difundieron información para crear conciencia sobre la discriminación que sufren las personas LGBT+ en todo el mundo.

 

“nunca se dejaron vencer por el odio y la intolerancia”

 

Pero la lucha no solo se centró en lo público, sino también en lo privado. Ambas decidieron hablar con sus familias y amigos, explicándoles que el amor que sentían era igual de válido que el amor heterosexual. Aunque hubo resistencia y rechazo, poco a poco lograron que la gente a su alrededor entendiera que el amor no tiene género.

Y así, después de muchos años de luchar y resistir, la pareja decidió casarse. Fue una boda hermosa y llena de amor, donde familiares y amigos de ambas mujeres celebraron su amor y su unión. Fue un momento de felicidad y esperanza para todos aquellos que luchan por un mundo más justo y tolerante.

Pero la lucha de la pareja no terminó allí. Después de la boda, ambas siguieron trabajando por la igualdad de derechos para las personas LGBT+. Continúan asistiendo a manifestaciones y organizando eventos para crear conciencia contra la discriminación que aún existe en muchos lugares del mundo.

 

“a pesar de todas las dificultades, ambas han logrado mantener su amor vivo y fuerte”

 

Ambas mujeres creen firmemente que la lucha por la igualdad y la inclusión es un trabajo que nunca termina, pero que cada pequeño paso hacia adelante cuenta. Por eso, han dedicado gran parte de su vida a luchar por un mundo en el que el amor no tenga barreras ni límites.

Una de las cosas más impactantes de su historia es que, a pesar de todas las dificultades, ambas han logrado mantener su amor vivo y fuerte. Han enfrentado juntas la discriminación, el acoso y el rechazo, pero han encontrado en su amor una fuente de fuerza y esperanza.

Lo que más me llamó la atención de su historia es la forma en que combinan el amor con el activismo. Ambas han hecho de su amor una herramienta para la lucha por la igualdad y la justicia, y han demostrado que el amor puede ser una fuerza poderosa para cambiar el mundo.

 

“la forma en que combinan el amor con el activismo”

 

Su historia es una muestra de que el amor no tiene género ni barreras, y de que las relaciones entre personas del mismo sexo merecen los mismos derechos y respeto que las relaciones heterosexuales. Además, nos recuerda que la lucha por la igualdad y la inclusión es un trabajo que debemos hacer todos los días, en todos los lugares y en todas las formas posibles.

Al terminar nuestra conversación, la pareja me dijo que la razón por la que decidieron luchar y resistir fue para que las generaciones futuras no tuvieran que pasar por lo mismo que ellas. Quieren vivir en un mundo donde todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género, sean libres de amar y ser amadas sin miedo ni discriminación.

Su historia me ha dejado una profunda impresión, y espero que, al compartirla, otros puedan encontrar inspiración y esperanza para luchar por un mundo más justo y tolerante. La historia de esta pareja de mujeres nos recuerda que, a pesar de todas las dificultades, el amor y el activismo pueden cambiar el mundo y que nunca debemos dejar de luchar por lo que es justo y por el amor verdadero.