Después de una noche de pesadillas apocalípticas, me despierto a las 8:00 de la mañana cuando mi papá me llama para desayunar, bajó al comedor enojada y me quedó mirando la taza de café hasta que está fría, entonces ya no la quiero porqué tienen nata y no me gusta; mi madrastra me recuerda que tengo que comer para estar fuerte y no enfermarme, me esfuerzo para sonreír y me tomo el desayuno de mala gana.  Me siento en la sala a mirar el celular, mi papá se sienta junto a mi a hacer lo mismo, porqué lo enviaron a vacaciones obligatorias. El tiempo se pasa rápido en Instagram son las nueve de la mañana ya no estoy de malgenio, pero estoy cansada de estar sentada, me levantó y vuelvo a mi habitación.

En la soledad de mi habitación, me acuesto en le piso para estirar la espalda, me quedó tirada en el piso mirando el poster de Naruto que me regaló mi mejor amiga cuándo cumplí 18 años, en ese momento un fuerte dolor me atraviesa el pecho y los ojos se me llenan de lagrimas. Me levantó tan rápido que me da mareo, pero soy consciente que tengo que ocupar mi mente o me voy a hundir de nuevo.

Enciendo el computador y busco en YouTube videos para ejercitar; después de cuatro horas las piernas me tiemblan y estoy toda sudada. Reviso mis redes mientras me enfrió para poderme bañar, hago las publicaciones de la revista, les doy like y me meto a la ducha. El agua alivia mis músculos adoloridos. En la regadera mirando mi reflejó en las puertas de vidrio, me miro de pies a cabeza…odio cada centímetro de mi cuerpo, abro el agua caliente para que los vidrios se empañen y trato de concentrarme en la música o los anuncios de YouTube, lo que este sonado, el punto es no pensar.

 

...sé termina la clase y no tengo ni idea de lo qué dijeron.

 

15 minutos después estoy sentada en toalla en mi cama, revisando las noticias y tendencias del día, cada una peor que la anterior, tal vez si se el final. Enciendo la consola para calmar mi mente, pero me frustro rápidamente, ni siquiera soy buena en el juego que juego todos los días. Cuando estoy apunto de estrellar la Nintendo contra la pared me llaman para almorzar, me colocó una camiseta dos tallas más grandes y una pantaloneta. bajó al comedor, me regañan por estar descalza y de una vez me siento en la mesa, con las noticias de fondo, más contagiados, más muertos, más personas sacando banderas rojas por sus ventanas. Me alimento pero sin ganas a pesar que la comida esta buena, cuándo finalmente termino mi comida me retiran el plato y los demás se retiran de la mesa.

Doy gracias por la comida y vuelvo a mi fortaleza de soledad, mis gatos están dormidos en mi cama ocupándola por completo, me siento frente a mi escritorio, enciendo el computador y revisó el calendario de publicaciones…mierda tengo que grabar. Dejó sonando el mix de Youtube y me siento frente al espejo.

Después de colocarme un kilo de maquillaje y quemarme el cabello con la plancha, me siento medianamente a gustó con lo que observó en el espejo. Arreglo el set de grabación y me siento frente la cámara; nunca me aprendí los guiones entonces improvisó. El sol empieza a ocultarse y yo aún no logró grabar una secuencia que me guste. Me llegan mensajes del grupo en WhatsApp del diplomado, diciendo que no les funciona el link de la clase, agarró el computador y me conectó a la clase. De vez en cuando escribo en el chat para sentir qué participó, mientras revisó los vídeos y hago un híbrido con todos. 9:45 pm sé termina la clase y no tengo ni idea de lo qué dijeron. Y aún así sin saber nada arregló con mi amiga para empezar a adelantar trabajo. 

 

...pero no encuentro la fuerza para levantarme de mi silla y buscar una cuerda

 

El silencio y la oscuridad reinan en mi casa, pero yo aún no tengo sueño y  ya no tengo nada  más qué hacer, es  en ese justo  momento qué los pensamientos qué estuve evitando todo el día, llegan de golpe a mi mente; subo  las piernas a la silla y las abrazó con fuerza contra mí pecho, con la esperanza de qué el dolor qué me atraviesa el pecho desaparezca, pero no lo hace, es más con cada segundo que pasa sé hace más fuerte. El sentimiento de culpa sé apodera de mí y los pensamientos suicidas se incrustan en mi mente.

Quiero llorar, pero no puedo, quiero colgarme del techo, pero no encuentro la fuerza para levantarme de mi silla y buscar una cuerda. Incapaz de hacer cualquier cosa me quedó en posición fetal esperando qué el dolor se vaya o que el sueño me venza, pasan las horas y yo sigo en sentada en la oscuridad de mí habitación sintiéndome miserable, sin saber por qué. A las 12 de la noche un maullido me saca de mi letargo y levantó la cabeza para encontrarme con mi gata sentada en mi escritorio, frente a mí, mirándome; Coloco la mano para acariciarla y ella empieza a ronronear y salta a mis brazos. Se acomoda allí y empieza a lamer las lagrimas que corren por mis mejillas. Su ronronear me calma poco a poco, hasta que por fin encuentro la fuerza para levantarme y meterme en la cama. Me duermo abrazando a mi pequeña bola de pelos, y luego de una noche de pesadillas apocalípticas, me despierto a las 8:00 cuando mi papá me llama para desayunar.