Ascendíamos.
Me preguntaba a qué venía.
En picada a abatirme.
El Alma del cóndor surgirá
Al pico hincar
En la sierra afligida
Por los aguijones escabullidos
De la blasfemia nacional.
Esos problemas son míos.
Más profundo, en la cima
De la cordillera del blanco pasado,
So la serpiente,
Esperando con fauces entreabiertas
Al cóndor enfrentado
Girantes demonios
Que aterrorizaron madres
Envueltas en nubes de frágil gracia.
Su cielo es el límite.