-Inusual como ser feliz, inusual como poseer la plena tranquilidad, Inusual como querer y ser correspondido, inusual como obtener aquello por lo que tanto has luchado, inusual como que a quien ames te amé, inusual como tener aquello que realmente mereces, inusual como poseer lo que te posees, inusual como que se conciba aquello que has planeado, inusual como la estabilidad, inusual como la certeza, inusual como la verdad, la sinceridad, ¡¡la paz la tranquilidad el amor la felicidad la tranquilidad la paz la tranquilidad!! Y el “bien”.
Y lo usual es que Toda esta a conglomeración representa para mí lo inusual, Al símil que para otros es usual .E inusual que alguien confabule asimilando este concepto, esbozando lo inusual.
Inusual como escribirte, manifestarte que al verte nuevamente sentí un fugas pero persuasivo, envolvente sentimiento, el cual recuerdo haber presenciado tan pocas veces, un sentimiento que posteaba toda mi atención sobre ti, al igual que todos mis pensamientos.
Mi absoluta vigilia, todo mi ser se fijaba en ti, todo cuanto alguna vez sentí en cortos o extensos, en tenues o intensos intervalos por alguien, tú lo ahondaste en tan poco.
Esto era evidentemente las repercusiones del: …
Usual como el que ignores el cometido sentimiento.
Eventualmente sucedería.
*Sabía lo que había hecho, lo sabía perfectamente, conocía de los riesgos, conocía de las consecuencias, conocía el como el cuándo y el por qué, sabía que no permanecería impune, y sabia por sobre todo, que estaba consiente. No era, por mucho que le extrañara, uno de sus momentos de inconciencia.
Por mucho que se arrepintiera, por mucho que lo pidiera, por mucho que gritara, se lastimara, llorara y se desesperara despavorida y desenfrenadamente suplicando, quizá, a una fuerza superior, a dios, o al mismísimo Zeus, que las cosas se recobraran y volvieran tiempo antes de lo sucedido, de la premeditación de aquello, de su mismo nacimiento, de la existencia misma. No sucedería.
Había, con efímera alegría y satisfacción, seguida de un histérico y comprensible arrepentimiento. Apretado del gatillo.
Escucho el estallido, sintió la reacción del revólver y, vio atónito e incomprensible, pero consiente, desplomarse frente a él, el cuerpo sin vida de aquella persona que había, lo quisiera o no, penetrado en su más profundo ser.
Dejo caer el bolígrafo sobre el papel, cerca de su revólver, a centímetros de su botella de vino, justo frente a su caja de cigarrillos y, en una postura parsimoniosa a la vez que esquizofrénica, se sumergió en su océano de remordimiento.
Al cabo de un corto tiempo, que sintió como el más extenso de su vida, percibió las turbaciones de su ser al escuchar las sirenas aproximarse, en sucesivo culminarían; aun sostenía su revólver, y las dicotomías de sus deseos.