En el mostrador aguardo. Vacía, limpia, desocupada, desportillada, transparente. Vida nocturna,
humo de cigarrillo, luces de neón, riñas entre hombres y mujeres, vidas desportilladas
como la mía. Tantas historias contadas al borde del cristal, noches
en vela. Velan las personas, llenan sus vientres con el
líquido embriagador, clin clin clinnnn,
cuando quieren olvidar,
compartir,
celebrar,
festejar,
llorar;
expresar
tristeza,
felicidad,
desamor amor,
sacar sus temores, sus demonios,
si la soledad los atormenta encuentran
una tormenta en el fondo hondo, clin clin clinnnn.
El licor invade sus venas, no se controlan, en riesgo, como
la noche en la que un hombre loco me dejó caer, sus manos temblorosas
derramaban, tin tin tin, sobre la mesa, la sustancia embriagadora que llenaba mi interior.
Soy la última en ser usada si tengo suerte.
Té, café, aromáticas, tin tin tin, esas grandes y gordas, engreídas, tienen suerte, té, café, aromáticas.
Hueca y desportillada, sólo eso, historias contadas al borde del cristal.
Aliento pesado, fatigado, agrio, dulzón, putrefacto, fétido.
Labios húmedos, secos, re-secos, cuarteados, sanguinolentos, fríos, cálidos, calientes, muy calientes.
Dientes sucios, con sarro, separados, ausentes, desportillados, dos, tres… ¿acaso treinta y dos dientes? desportillados, hip hip hip, ip ip. Lenguas lejanas saborean, se retraen, músculo que se expande, se estira, lengüi-estira, roja, jarra, ramo de flores, restos de comidas, das y das y qué… en el mostrador, aguardo, vacía, limpia, desocupada, desportillada, transparente, si tengo suerte,
clin clinnnn…

Fotografía: Cristian Galvis