La humanidad ha despreciado el silencio desde que es humanidad. En medio de su urgente necesidad de compensación consciente ante el caos, los hombres y mujeres han optado por propender a llenar su alrededor con sonidos, ruidos estridentes y melodías de distracción y futilidad exasperante. El silencio por su parte no ha llegado a nada más sino un incidental fenómeno, una fila en un banco, una madrugada de insomnio. Se ha vilipendiado su nombre hasta hacerlo negación, ausencia, vacío.Y no contentos con ello, el silencio se ha convertido en el arma de lo estático,en la declaración tácita del conformismo, en síntoma de la lobotomía que surge de las entrañas de una sociedad enfermiza, que corre a diario para no llegar tarde el trabajo, pero pasa de largo frente a un hombre muriendo de hambre. 

No, no es este un escrito más de los miles que abogan por los buenos valores y la falta de solidaridad, y aunque he tenido la suerte de aprender del silencio, hay momentos en que este debe romperse, momentos en que la palabra se convierte en expresión de queja y reclamo y resentimiento social. Es acá donde he decidido no compartir más el silencio de nuestra época que suena a represión sexual y violencia simbólica. Este manifiesto es en contra de los cimientos de la sociedad actual, tan sofisticada, tan pretenciosa. Se le llena la jeta al mundo civilizado cuando habla de progreso, desarrollo y avance. La historia sigue siendo producto de un juicio mediocre que la dibuja como una línea recta, que vende las prótesis de las extremidades que nos ha arrebatado. Pero en resumen, este manifiesto es en contra de la languidez balbuceante de una especie que se reproduce entre los despojos de lo que alguna vez soñó. Este aborto global decadente con olor a billete nuevo y a sangre vieja que se nos mete en la boca, ese sabor que reconocemos en un transmilenio lleno, en los titulares de las noticias, en los discursos de un concejal de Cambio Radical, en los juicios contra inocentes, en el sonido de la alarma a las 6 a.m. Son esas ganas de vomitar que no se materializan por miedo al qué dirán. La peor de las consecuencias de nuestros actos es la que no somos capaces de aceptar. Y no hemos aceptado lo que hemos hecho. La orgullosa especie humana ha inventado miles de razones para asesinarse, para torturarse,hemos justificado violaciones y ultrajes más allá de toda reparación. Vidas incontables se han destruido en nombre de imperios, reyes, dioses y equipos de fútbol. Somos un cáncer aberrante que se sienta todas las noches frente al televisor, que se sabe de memoria el listado de imbéciles maquillados que no hacen otra cosa que ignorarlo. Sin darnos cuenta buscamos escapar de lo que nos duele por real. El ser humano existe y actúa por inercia porque tampoco tiene el valor de arriesgarse a perder por intentarlo. 

Esta voz es en contra de los aletargados que se ofenden con un eructo, a los que los temas escatológicos en la mesa les hace sentirse incómodos como si no fuesen nunca a cagar lo que se tragan. Es a esos que creen que las grandes historias nacen de la excepción,que por cobardes y vanidosos perdieron la capacidad de asombro. Que no ven en el atardecer más que un acto básico aceptado hace cientos de años, que fingen escuchar con una sonrisa. 
Ustedes, gente de bien, fieles de sus dioses, con sus tarjetas de crédito y sus trabajos de mierda, si, ustedes, para los que su mayor preocupación es tanquear el carro y depilarse. Ustedes no tienen derecho a esta tierra, su tecnificación es una afrenta contra lo que ella les da. Ustedes que creen que la leche sale de una caja, que el celular es compañía y que la revolución es de reformas. ¿Cuánto creen que les va a durar la paz pegajosa que viven? No, no prometo una rebelión, no creo en las utopías trasnochadas, no lo vamos a lograr, esta –miren a su alrededor- es la apoteosis de nuestra especie, este es el momento del declive. No llegaremos más alto, y las cosas no van a mejorar. Lo quisieron todo, el aire acondicionado, la democracia, la Internet y ahora lo tienen y tendrán más. La ingeniería genética, la robótica, los viajes espaciales y la realidad virtual, conseguirán todo y no les va a alcanzar porque están enfermos, porque cazar por su comida y ponerse la piel de un animal que estuvo a punto de matarlos les dio miedo. Porque es más fácil ser de plástico que de carne y hueso. Si, van a tenerlo todo, van a correr a la vagina de su ingenio y van a penetrarla hasta hacerla sangrar, hasta hacerla infértil, hasta que huela a podrido. Van a ser obscenamente humanos, a consumir todas las drogas, a descubrir y colonizar y arrasar todas las américas. Y no les va a servir de nada, al final la mejor revolución, el mejor fin para el capitalismo salvaje y masoquista es su triunfo. ¡Deléitense con su decadencia! ¡Revuélquense en el vómito de su creación! Acérquense cada vez más a sus dioses y cuando lo sean,cuando se miren al espejo y un halo dorado rodee sus cabezas y ninguna especie pueda siquiera soñar a igualarlos, ahí, cuando sean dioses ante sí mismos, derrúmbense como ídolos falsos, dense cuenta como Dios, que se han convertido en una excusa para negarse, una jeringa de heroína ontológica, un vicio irrefrenable y suicídense como especie. Opriman el botón rojo y libren al mundo de su hedor, ustedes los que van a misa y hablan a espaldas de su propia familia, ustedes los que se juran rebeldes y le siguen el juego al Estado malformado que nos vende, que nos humilla, que nos mata a diario en cada víctima de esta guerra absurda. Ustedes que se escandalizan con un asesinato, y cambian de canal para no verlo. Ustedes los de los realitys, los de la ambición desmedida, ustedes que ni siquiera reconocen en el otro a un igual, que creen que la amistad es el preludio de una traición y que el amor es una transacción bancaria, que el respeto sólo se exige y que una cámara de seguridad no es violenta.

Ustedes, buenas personas, ustedes, jefes, funcionarios y colegas, ustedes hormonales económicos, ustedes que creen salvar el mundo reciclando. A ustedes que aceptan una guerra que no es suya, que envían a sus hijos y hermanos a matar a otros hermanos y a otros hijos, ustedes que me compran en una hoja de vida, o peor, que no me compran. 

Todos y cada uno de ustedes, que consideran al animal inferior, que creen que el punk es ruido inútil, que se enamoran mirando siempre su bolsillo, que viven a diario porque les toca y al mundo le toca aguantarse su presencia, ustedes que en vez de vivir estudian,trabajan y fingen sentir ante una manada de hipócritas. A ustedes que se reducen a conceptos y corrientes, a ustedes que irrespetan el silencio con sus críticas destructivas, a ustedes que se sienten más en el fracaso ajeno. Para ustedes que el arte se vende, que los gobiernos mejoran, que la escuela forma. A ustedes para quienes pensar e imitar es lo mismo, ustedes que se asesinan con motosierras y constituciones.

A ustedes les escribo, a ustedes les anuncio la victoria, han triunfado. Han querido una civilización del tamaño de sus miedos y hora la tienen. Erijan las murallas más altas, vuelen el jet más rápido, construyan la bomba más poderosa, curen todas las enfermedades y vivan cien años más sin arrugas y sin incontinencia. Forniquen con todos los niños abusados, ahorquen a todos los negros, quemen a todos los homosexuales, linchen a todos los ladrones, elijan a todos los presidentes, búrlense de todo lo que existe, lámanle las suelas a todos los dirigentes, experimenten todos los regímenes, culpen a todas las víctimas, finjan no ser los victimarios, agranden su problemas y por favor háganlo todo lento y doloroso. Tómense todo el tiempo del mundo, como si al morir fuese a trascender algo de ustedes, como si luchar por lo que quieren valiera la pena. Por favor sueñen en grande y caigan de muy alto, que la destrucción se escuche en todo el universo, como si a alguien le importara, existan como si alguien los estuviera viendo y quédense esperando los aplausos.

 

Este manifiesto será una confirmación de su victoria, pero no supone un cese al fuego.