No tiene nada más que hacer, se dispone por segunda vez en el día a lavar la loza. Está encerrado por la cuarentena que han decretado en su ciudad, los primeros días de relajarse, de ver series, de leer libros, de adelantar las cosas que tenía atrasadas y de sentarse a no hacer nada por un largo rato, se han convertido en momentos de aburrimiento, de la pesada sensación de no querer hacer nada y de la desesperación por ver como su ajetreada agenda se convierte ahora en un ritmo de vida lento pausado y quieto.
Se para frente al lavaplatos, se ponen los guantes, le pone agua la esponja y la frota contra sí misma para quitar los residuos de jabón sucio que aún le quedan, le pone jabón limpio y empieza a acomodar los platos, los pocillos, los vasos, las cucharas y todas las cosas qué debe limpiar y luego guardar. Mientras tanto, piensa cómo su vida cambio de un momento a otro a causa de un virus que llegó de tierras lejanas y que se extendió por el mundo de una manera asombrosamente rápida gracias a los mismos avances tecnológicos y técnicos en el transporte y en las comunicaciones.
Cantidad de preguntas pasan por su cabeza casi al mismo tiempo: ¿Este virus habrá sido creado? ¿enserio fueron los murciélagos? ¿qué estaría haciendo en este momento si no estuviera lavando la loza encerrado en su casa? Preguntas que se incrementan por la cantidad de información que circula en redes sociales, pero ahora lo hace sin asombro, casi sin esperanza y completamente aburrido. Frota la esponja para hacer espuma y abre la llave para que caiga agua sobre la loza sucia.
Recuerda que siempre ha tenido un orden para lavar la loza; un orden que sólo recuerda cada vez que lava la loza; Primero los pocillos, luego los platos, luego los cubiertos, luego los vasos y copas de cristal, por último, las ollas y los elementos de plástico que se utilizan para cocinar. Así empieza con el primer plato, pasándole la esponja por encima mientras ve cómo se cubre de espuma; piensa que tal vez el virus puede ser como el jabón y todo el transporte globalizado como la mano que lleva la espuma y esparce el jabón en el plato que sería el mundo hasta cubrirlo por completo, pero no, ¡así no funciona un virus! un virus no nace con el fin de arrasarlo todo como el jabón hace con lo sucio del plato, porqué si su intención fuera acabarlo todo el propio virus también moriría, ya que, según entiende, un virus necesita de un huésped vivo ¿no?.
solo le conviene a esos que se sientan en esa sala de juntas a la que nunca entró.
Va terminando enjabonar los platos y regresa a los pensamientos que produce la incertidumbre que está viviendo ¿qué va a pasar con su trabajo? ¿podrá regresar a él? Nunca creyó que extrañaría a su jefe gruñón y eso lo inquieta; tal vez no extraña su jefe, tal vez extraña su lugar de trabajo y las dinámicas que hay allí, tal vez ni siquiera extraña trabajar porque sabe que a los únicos que les conviene es a quienes se sentaban en esa sala de juntas a la que nunca entró. Toma el primer pocillo, parece que en ese fue donde se tomó el primer tinto del día, no está seguro porque ya había lavado loza una vez, pero tiene residuos de café y solamente toma café en las mañanas, entonces debe ser ese.
El café, ahora él se lo prepara para sí mismo, antes lo preparaba la señora Marta o “Martica” porque siempre se tiene la costumbre de ponerle el diminutivos al nombre de las personas que se encargan de trabajos como servir tintos; ¡Dios Santo! ¿serán señales del clasicismo inconsciente que tiene? Además, lo tienen todos en el lugar donde trabaja ¿qué tan soberbios podrían ser sus compañeros de trabajo que incluso disminuyen la identidad de una persona que trabaja para servirles a ellos y mantenerlos cómodos en su trabajo? ¿“Mantenerlos cómodos”? tal vez nos mantienen en un falso confort para dar lo mejor de nosotros en un trabajo que solo le conviene a esos que se sientan en esa sala de juntas a la que nunca entró.
¿Y si deja la losa así para tener algo que hacer más tarde? ¡agh! ideas idiotas que se le ocurren, además ¿qué hará mientras espera ese “más tarde” lavar la loza? Sin pensarlo ha llegado a los cubiertos, “es extraño” piensa, no sabe si todos tendrán una cuchara favorita como la tiene el, con la que siempre procura comer en cada alimento del día. ¿y cuál sería la cuchara favorita en los lugares donde no tienen comida en esta crisis? ¿La preocupación de las personas que tienen que alimentar a su familia les permitirá tener una cuchara favorita? Bueno, al hablar de una cuchara favorita también se podría hablar de un sabor de té favorito, la cerveza favorita importada que se toma como celebración cada que llega su quincena, los cigarrillos favoritos de aquel lugar exclusivo al que le invitan sus amigos. ¡Dios¡, ¿cuándo podrá ver a sus amigos de nuevo? le causa una gran molestia el pensar en ellos, porque a pesar de estar preocupado, sabe, que al igual que él, todos están más preocupados por su familia que por su grupo de parranda, sabe que los tiene que llamar, pero esa llamada también puede ser una molestia ¿lo extrañarán? ¿porque ellos no lo han llamado? ¿cuándo los podrá volver a ver?
¡Agh! ¡no hay peor momento para sentirse molesto que cuando se está terminando de lavar los cuchillos!
Pero bueno, después de los cubiertos siguen las cosas de cristal, le causa fascinación lavarlos, la transparencia, la delicadeza y el trato que se le debe dar a esas piezas de vidrio cortan completamente la sensación después de haber lavado algo metálico y tosco qué podría lastimar. Esa sensación de tener que limpiar perfectamente para recuperar la total transparencia de un vidrio, sin tener que hacer fuerza porque lo podría romper le hace inevitable pensar en el mundo de hace cinco semanas dónde todo parecía brusco, áspero, rápido y si fin, pero qué sufrió cambios irreparables en todo el sistema comercial, económico, cotidiana y subjetivo gracias a uno de los más humildes seres microscópicos qué puedo haber en este planeta.
Cuando un vidrio esto opaco por la grasa o por los residuos de comida hay que ser delicado y no usar un jabón o una esponja que lo puede rallar, para que quede transparente y limpio como el cielo ha estado en los últimos días, transparente, claro, azul, sin esa capa que le ocultaban los colores, que lo opacaba, qué hacía que todo se viera en un tono un poco amarillo, como si se viera a través de una copa sucia por la grasa después de haber cenado y bebido un vino ahí.
¿Qué serie tiene que ver cuando acabe esta tarea? está viendo varias series al tiempo y no sabe por cuál decidirse, piensa en la historia que lleva cada una, en sus personajes, piensa, sobre todo, que en ninguna otra circunstancia podría haber visto tantas series, tantas películas o leído por lo menos un libro en tan pocas semanas. A lo mejor fue bueno que se haya detenido todo este sistema, pero ¿por qué lo dice el sistema? sí eso es algo de computadores, hay teorías que dicen que somos una simulación, ¡tal vez por eso le dicen así!
Toma la olla mientras en su mente pasan infinidad de pensamientos y realiza todas sus acciones casi automáticamente porque son las acciones que realiza todos los días, no toma conciencia de sus pequeños movimientos, no se da cuenta de los elementos que utiliza, no sabe que han naturalizado el lavado de loza como un ritual tan cotidiano que lo realiza sin pensar. Pero esta vez se da cuenta de la olla y de su raro nombre: “olla”, son palabras que no se tienen en cuenta hasta que se encuentra cerca un elemento que lo define, así como “pandemia” muchos saben su significado, pero la pasan por alto hasta que una real pandemia sucede.
¡pues esperemos que todo mejore!
Las ollas y otros recipientes que usa para cocinar tienen un ritual de lavado distinto, necesita una esponja fuerte y frotar con fuerza para quitar todos los residuos que quedan allí y pueda dejar bien limpio todo; la última actividad es la que se tiene que hacer con más esfuerzo. “Quizás las medidas que deban tomar las autoridades científicas y los gobiernos sean como un lavado de loza”, se pregunta, pues ve que podrían seguir algunas acciones que parecen sencillas y después vendría la medida de mayor esfuerzo, una medida que necesite más fuerza y eso es muy preocupante.
Le genera un gran miedo no saber cómo enfrentar una medida muy fuerte en la que intervengan esas fuerzas autoritarias que tienen los gobiernos, y que todo sea “por el bien del pueblo” ¡Patrañas!, esa misma patraña que utilizan los jefes para mantenernos “cómodos” en nuestros lugares de trabajo y ser más productivos para lograr los fines de esos que se sientan en esa sala de juntas a la que nunca entró.
¿Y si todo realmente es una patraña? ¿y si todo es para que seamos más “productivos” en la empresa que es la sociedad? No puede ser, hay muertos en todos los países, no se atreve a creer que alguien pueda ser tan despiadado como para planear una masacre de tales dimensiones ¿o sí?
Por fin termina, sintiéndose un poco menos estresado qué hacen los momentos, ver todo limpio le da esperanza “¡pues esperemos que todo mejore!”
Es curioso que una actividad que es casi automática en humano contemporáneo cómo lo es lavar la loza, permite no pensar en nada y a la vez pensar en muchas cosas. Todos los pensamientos, las disertaciones, las inquietudes desaparecen al salir de la cocina como si se tratara de un espacio y un ritual para pensar e imaginar cualquier tipo de cosas en corto tiempo y luego liberarse de ellas.