La ciudad de Bogotá siempre me ha parecido un lugar oscuro y misterioso, con sus calles estrechas y sus edificios imponentes que parecen abrazar la noche. Pero nunca imaginé lo que estaba por venir cuando me mudé a mi nuevo apartamento en el centro de la ciudad.
Desde el primer día que llegué allí, sentí una extraña presencia en mi hogar. Al principio, pensé que era simplemente mi imaginación, pero cada noche las cosas se volvían cada vez más extrañas. Escuchaba ruidos extraños en la oscuridad, pasos que se acercaban a mi puerta, susurros que parecían venir de la nada. Incluso llegué a sentir una presencia que parecía estar observándome en todo momento.
Intenté ignorar todo esto y continuar con mi vida, pero cada vez se hacía más difícil. La oscuridad parecía abrazarme en cada esquina, y la sensación de que algo malvado estaba a mi alrededor no me dejaba en paz. Hasta que una noche, todo cambió.
"Intenté ignorar todo esto y continuar con mi vida"
Estaba acostado en mi cama, tratando de dormir, cuando escuché un ruido extraño en mi sala de estar. Al principio, pensé que era simplemente el viento golpeando la ventana, pero luego lo escuché de nuevo. Esta vez, era más fuerte, como si alguien estuviera caminando sobre mi alfombra. Decidí levantarme y comprobar lo que estaba sucediendo.
Cuando entré en la sala de estar, vi algo que me dejó sin aliento. Una figura oscura estaba parada en el centro de la habitación, mirándome fijamente. No pude ver su rostro, pero podía sentir su presencia malvada y fría. Traté de hablar, pero mi voz se quedó atascada en mi garganta. La figura comenzó a caminar hacia mí lentamente, como si estuviera disfrutando mi miedo.
Fue entonces cuando recordé que había comprado una vela de salvia en una tienda de esoterismo. La encendí rápidamente y empecé a moverla en un círculo alrededor de mi cuerpo. La figura pareció retroceder por un momento, como si no pudiera soportar el humo, pero luego se detuvo. Comenzó a moverse hacia mí de nuevo, como si fuera a atacarme.
"Cuando entré en la sala de estar, vi algo que me dejó sin aliento."
En ese momento, escuché un fuerte golpe en mi puerta. Era mi vecino, un hombre mayor que vivía solo en el apartamento de al lado. Él había escuchado los ruidos y pensó que alguien estaba tratando de entrar en mi apartamento. Me abrazó y me llevó a su apartamento para pasar la noche.
Al día siguiente, llamé a un sacerdote para que viniera a bendecir mi apartamento. Me dijo que había sentido una presencia malvada en mi hogar y que necesitaba realizar un exorcismo. Me pidió que saliera del apartamento durante la ceremonia, así que me fui a dar un paseo por la ciudad.
Mientras caminaba por las calles de Bogotá, me di cuenta de que la ciudad en sí misma parecía estar envuelta en una oscuridad inquietante. Las caras de las personas que pasaban por mi lado estaban llenas de miedo y ansiedad, como si supieran que algo terrible estaba a punto de suceder. Me pregunté si mi experiencia en mi apartamento era solo una parte de algo más grande, una presencia maligna que estaba acechando a la ciudad.
Mientras caminaba, me encontré con una mujer anciana que estaba vendiendo amuletos y talismanes en un puesto callejero. Se acercó a mí y me entregó un amuleto de plata con una pequeña cruz tallada en él. Me dijo que me protegería de cualquier mal que pudiera encontrarme en la ciudad.
"me di cuenta de que la ciudad en sí misma parecía estar envuelta en una oscuridad inquietante"
Agradecido, me puse el amuleto alrededor del cuello y continué mi caminata. Pero cuando me alejé del puesto de la anciana, comencé a sentir una sensación extraña en mi cuerpo. La ciudad parecía estar invadiendo mi mente y mi alma, llenándome de miedo y desesperación.
Fue entonces cuando vi la figura de nuevo. Esta vez, estaba parado en medio de la calle, bloqueando mi camino. La cruz en mi amuleto comenzó a calentarse, y pude sentir su poder protegiéndome. La figura retrocedió, y luego desapareció en la oscuridad.
Desde ese día en adelante, siempre llevo mi amuleto conmigo. Aunque todavía siento la presencia de la oscuridad en la ciudad de Bogotá, sé que tengo algo que me protege. Pero todavía me pregunto si algún día, la oscuridad se apoderará de mí, de alguien más o de la totalidad de la ciudad.