SSomos animales de la tierra,
animales de la rabia y la templanza,
somos los tercos sumisos de la palabra,
los grandes malabaristas del gesto.
Estamos golpeando la tierra porque sentimos que nos habla,
pero el sol responde y también nos conduce hacia la sombra
A la noche en donde el pensamiento ondula.
Somos animales del fuego,
animales del desborde y la provocación,
Somos enfermos voluntarios de la contradicción.
Sabemos que existe la guerra y, podemos ir de frente con la muerte;
pero también sabemos
que brota eternamente encarnizada…
La fecundable luz divina.
Somos animales del agua,
animales de la devastación y la lujuria.
Somos ese número impreciso de decisiones erradas, azarosas, acertadas
Tenemos ecos reproduciendo en la memoria de la piel,
Ciclos de otros cuerpos rehaciendo la historia,
hipnotizados por el misterio,
pero condenados por el insoslayable olvido.
Somos animales del viento
animales del suspiro y el agobio,
Somos a la suerte y el instante,
un pedazo de la misma consistencia
absurda y fragmentable.
¡Como decirle a la vida que estamos aquí!
Que estamos sin estar del todo pero estamos,
Que el cuerpo precisa eclipsar su mirar superfluo,
y vagar más ligero por los hilos furtivos de sus corazonadas.
Muy a punto de caer en el cielo, en la probabilidad o el acierto,
el sueño se interrumpe porque el niño llora,
porque resuenan las tripas de escasez,
porque duele aquí o allá,
porque nos hace falta siempre algo;
porque somos los que aún no sabemos…
o, porque sencillamente,
somos los animales del universo.
Margareth Arias: ¿Por qué estamos aquí?
Somos animales del fuego, animales del desborde y la provocación, Somos enfermos voluntarios de la contradicción.
Qué se puede decir de nuevo sobre la pandemia, el encierro, la ansiedad, la incertidumbre, ¿Qué será y en dónde estaremos? ¿Cuál será nuestra posición? ¿Hacia dónde nos movemos, hay algún lugar a dónde ir? No hay nada de nuevo en una situación a la que nos acostumbramos, por eso es tan fácil volver a la rutina.
Tal vez, una novedosa pregunta podría ser ¿cómo él “después” ha permitido a muchos replantearse su lugar, su posición, su cuerpo? El silencio y el desconcierto permitieron reflexionar a unos, mientras que permitió ensimismarse a otros. También escuchamos y gritamos, la razón y la emoción pudieron quedar pasmadas para muchos, pero el cuerpo inquieto, tal vez, no sabía cómo dormir y tampoco sabía cómo despertar. La penumbra no fue contemplada, pero si recordada. A eso nos aferramos, al recuerdo del momento y sobre él canalizamos aquello que no sabíamos nombrar o reconocer en la inmediatez del desconcierto y del cambio.
“Es la multiformidad de un cuerpo con respecto a nuestro Ser y Estar en el mundo”.
El cuerpo muchas veces es reconocido como idea general de lo que se supone tan solo es un cuerpo; órganos, tejidos, sistemas, etc. Pero ¿qué es un cuerpo? Podemos definir con claridad ¿qué es? y no el ¿para qué o cómo es el cuerpo?
Bueno, esas son precisamente las reflexiones que compartimos en medio de la pandemia: “Es la multiformidad de un cuerpo con respecto a nuestro Ser y Estar en el mundo”.
La oración anterior, hace parte de esas reflexiones que no se construyen desde la quietud sino del movimiento lento, casi imperceptible que poco a poco rasga la aparente quietud. La realidad es que no paramos, el cuerpo inmaterial y el material son imposibles de parar, siguen latiendo sin saber cómo.
nada más real que este cuerpo que imagino; nada menos real que este cuerpo que toco
Como ejercicio pandémico decidimos pensarnos el cuerpo y desglosarlo en tres cuerpos. De esto va Estudio de un Cuerpo Multiforme. Una serie de pensamientos y pretensiones de visibilizar el cuerpo en una taxonomía inusualmente intuitiva. Surge de curiosidades, cuestionamientos y percepciones sobre tres maneras específicas de mirar, pensar y cavilar al cuerpo humano: desde el plano físico, mental y transcendental, construyendo una cartografía kinésica que se divide en 3 tomos de publicaciones, donde se profundiza en cada una de estas categorías.
Una oración que puede describir el carácter de estas preguntas y el cavilar del cuerpo en reflexiones, es esta:
Son infinitudes de cuerpos parados en frente de la vida probando formas de ser y estar en la tierra, buscando entender el ¿cómo estar aquí, pero aquí dónde? ¿en un cuerpo imaginado? ¿en un cuerpo digital? un cuerpo condicionado a las limitaciones marcadas por una sociedad taxonomizada complejamente.
La reflexión del cuerpo es performática, es sentida, es bailada y cortamente racionalizada. El cuerpo no es simplemente una forma, es deforme y multiforme.
Creación, invención: nada más real que este cuerpo que imagino; nada menos real que este cuerpo que toco y se desmorona en un montón de sal o se desvanece en una columna de humo. Con ese humo mi deseo inventará otro cuerpo.
(Octavio Paz, Fragmentos de un Discurso Erótico)