Nota editorial

Estos tiempo de cuarentena presentan las dualidades de una ciudad desigual, con altos índices de marginalidad y heredera de diferentes culturas económicas, exacerbadas algunas por programas de televisión y consumos masivos en medios de comunicación, el caso más conocido "la cultura del rebusque" que, incluso, hace algunos años los noticieros realizaban especiales sobre este tema exaltando la valentía de quienes arriesgan su salud al trabajar en las calles de la ciudad por una economía que se vive al diario, por esta razón existe, en sectores que no se llevan los aplausos de los medios de comunicación por "respetar" y "acatar" las normas para contener un virus que nos ataca actualmente, dinámicas que parecen ir en contra de la razón en tiempos en los que se necesitan cambios en las conductas para salvaguardar la salud de toda la población.

Parece que estos sectores y las dinámicas que allí se practican son invisibles para ciertas elites chapinerunas y teusaquillescas que parecieran tener sus vidas resueltas por la crítica que lanzan a quienes no pueden "darse lujos" y salen de "irresponsables a las calles" a "contagiarnos a todos"; dinámicas invisibles que permitirían a personas sobrevivir en un momento que no hay trabajo, la economía está desacelerándose y quienes se ven más afectados son estos "rebuscadores" víctimas de un sistema que no permite crear empleo suficiente para la demanda de empleados que produciría una ciudad como Bogotá, y todo exaltado por la heroica imagen de la miseria romantizada. 

Esta nota editorial es para dar paso a una serie fotográfica que muestra uno de los sectores que no son para mostrar, no es el centro de Bogotá, no es chapinero, no es Teusaquillo ni tampoco Usaquén; es Kennedy; un Kennedy que se podría ver en Bosa, Fontibón, algunos barrios marginales de Suba y de Usaquén; sectores donde las aplicaciones de domicilios no tienen cobertura, donde la mano del distrito llega con mesas de seguridad en lugar de mesas de educación o cultura, donde muchas familias compran su sustento diario porque la economía no permite generar una cultura de "hacer el mercado para el mes"

Todo esto no da que pensar, pensar que estas dinámicas nos ponen en riesgo, eso está claro, pero también pensar en que se debe hacer un llamado a la solidaridad y a evitar juzgar a quienes no tienen otra opción que salir a "rebuscarse". no queremos exaltar esta cultura, pero es necesario evidenciarla para encontrar las raíces de los problemas sin necesidad de estigmatizar las zonas que en poco tiempo podrían convertirse en cultivos perfectos para un virus que hasta ahora no se ha podido detener.

Sin más preámbulos acá queda la visión a través del lente de la fotógrafa Paula D Pablos que nos presenta una serie fotográfica que relata la vivencia de la cuarentena en sectores populares de la localidad de Kennedy en Bogotá.