Nota editorial:
Hace algunos días en redes sociales se dio a conocer una problemática que están sufriendo personas pertenecientes al pueblo embera que se encuentran en la ciudad de Bogotá, específicamente en el parque Tercer milenio. En medio de una pandemia, medidas sanitarias que no se habían visto en la ciudad, donde hay un virus que ataca a cualquier persona que no pueda mantenerse aislado de los demás, en un escenario donde el trabajo escasea y la informalidad es la salida más próxima, dónde se debe Buscar el "diario" porque las supuestas ayudas estatales no son suficientes para mantener una familia e innumerables problemáticas tanto sociales como culturales que encuentra un grupo de personas que han tenido que emigrar por cualquier razón.
Estos embera han sido desalojados de sus improvisados cambuches, sin distinción de la problemática sanitaria a la que nos enfrentamos todos, allí, este grupo de personas trata de sobrevivir y mantener una vida lejos de su resguardo, en una ciudad que no cuenta con las suficientes medidas para garantizar unos mínimos vitales respetando su cultura y su forma de ver el mundo, enfrentados a unas entidades que no podrían ayudarlos sin imponerles unos mecanismos burocráticos que, incluso, negarían el acceso a personas que no tienen interiorizadas estas dinámicas urbanas.
disminuiría considerablemente lo que erróneamente llaman "indisciplina social".
Lastimosamente, debemos decir que este caso es mínimo, pues sí lo llevamos a los demás pueblos indígenas que tienen asentamientos en la ciudad de Bogotá, la situación se complica aún más; hace poco, en inusual compartíamos el comunicado donde se declara el estado de emergencia cultural por parte del Cabildo Indígena Mhuysqade Bosa, en donde se evidencia la necesidad de implementar medidas para la mitigación de la pandemia con un enfoque que permita el desarrollo de sus usos y costumbres, y a la vez, garantice el acceso a los servicios de salud a las personas pertenecientes a esta comunidad. Esto se repite en distintos grupos y poblaciones étnicas que ven afectadas sus tradiciones, qué se basan en la forma en que conciben el mundo, por las medidas tomadas para la protección de la salud pública.
Con esto, no estoy queriendo decir que se deban quitar las medidas a distintas poblaciones, ya que sería una afectación más grande aún, en lo que está en Mora tanto las organizaciones territoriales en las regiones como el estado es entender que se deben tomar medidas para la mitigación de la pandemia en Colombia teniendo en cuenta las características étnicas, sociales, históricas y culturales de las distintas comunidades.
Tomar las medidas necesarias para la superación de la contingencia sanitaria, teniendo en cuenta las características étnicas y culturales de las comunidades permitiría una mayor apropiación de dichas medidas lo que repercutiría el mayor acatamiento de las mismas, pues no se sentiría como algo impuesto, sino que permitiría una especie de sincretismo temporal qué generaría una mayor protección en las poblaciones más vulnerables.
el pueblo embera, sobretodo sus niños, qué necesita una intervención urgente qué les garantice protección a su salud
Este hecho se podría llevar más allá de las comunidades indígenas o étnicas; el tener en cuenta las características culturales y sociales de las distintas poblaciones, disminuiría considerablemente lo que erróneamente llaman "indisciplina social". El saber que en Bogotá no son iguales las prácticas sociales en sectores céntricos de la ciudad qué en sectores periféricos o populares, saber que las personas acuden más a remedios caseros que a medicina producidas por laboratorios, saber que las personas en sectores populares creen más en los rumores qué en las informaciones oficiales por la desconfianza que éstos han generado históricamente, serían transversales que se tendrían en cuenta para la planeación de medidas que mitiguen la situación actual.
Tristemente la comunidad embera que se encuentra en el parque Tercer Milenio en la ciudad de Bogotá, es simplemente un ejemplo de la situación que puede repetirse en cualquier sector de la ciudad, pero con el agravante de que estas personas, parte del covid-19, llevan muchas más problemáticas en sus espaldas.
Esta situación se evidencia, en inusual, a través del lente de Paula D Pablos, quién nos ha traído en algunas ocasiones una mirada sobre la realidad de Bogotá y, en este caso, el pueblo embera, sobretodo sus niños, qué necesita una intervención urgente qué les garantice protección a su salud, un lugar donde hospedarse con las medidas sanitarias que se deberían mantener en la situación actual y que a la vez les permita seguir practicando sus dinámicas tradicionales.
Mario Neuta, Director editorial Revista In-Usual.