Carrangueando para pensar
Hablando de filosofar,
Con la poesía fuimos a topar,
El campesino su ser apalabrará,
Y en carranga lo expresará.
Teniendo en cuenta a la carranga, se puede hacer un acercamiento a la forma de ser y estar del campesino, es decir a su ontología, no vista desde los conceptos occidentales, abstractos, lógicos o con su característica pureza racional. “sino como un acontecimiento dinámico, como un evento íntegro que se da en el mundo viviente en el que también estamos siendo” (Cepeda, 2012: 38). Los tipos de lengua y expresiones corresponden a diferentes tipos de pensar, es claro que dentro del diálogo intercultural, de la mano con la buena voluntad de escuchar para comprender, se puede abrir el camino para pensar-nos ontológicamente. “la ontología, por su esencia meta-física, debe romper dichos límites y seguir abriendo el horizonte de investigación, mucho más allá de la comprensión que la tradición le ha impuesto” (Cepeda, 2012: 38). Entonces, es posible que por medio del lenguaje propio de la carranga se pueda avanzar en la comprensión del problema del ser, superando los límites y prejuicios de lo hegemónico.
Pero comprender el problema del ser trasciende a lo político, cultural, económico y social. Kusch en Una lógica de la negación (2000), dice que es trivial pensar solucionar los problemas de América copiando la ciencia de otro lugares, por ello propone la lógica de la negación como alternativa a la perspectiva de la lógica de la afirmación, pues ésta es limitada y no dice todo. “Existir es estar en la falsedad” (Kusch, 200: 551), existir es enfrentarse a circunstancias que se oponen al proyecto de vida, por lo tanto se existe asediado por la negación. El campesino se encuentra asediado y trata de conjurar su existencia por medio de su música carranguera. Ya no se trata de conocer sino de comprender, afirma Kusch desde la lógica negativa, que es la aprehensión del existir del otro como finalidad y posibilidad. El campesino está en la tierra, el carranguero ve la naturaleza como un elemento vital y moral, que lo convierte en símbolo por medio de su música. Bajo este nuevo horizonte de comprensión, América puede encontrar soluciones más adecuadas a todas sus crisis.
El campesino su ser apalabrará,
Y en carranga lo expresará.
Juan Cepeda en La ontología de Rodolfo Kusch (2017), al hablar sobre la ontología, se refiere a Heidegger como uno de los el filósofos más importante que ha trabajado este tema en la historia. “¿Cómo se ha comprendido y comprende el ser?” (Cepeda, 2017: 75), pregunta fundamental para la reinterpretación de la ontología, ello implica un gran esfuerzo por pensar el ser. En Ser y tiempo, se pregunta si hay una respuesta a la pregunta por el ente, y la respuesta es negativa, por lo tanto es necesario replantear la pregunta. Cepeda aclara que el objetivo de Ser y tiempo no es el dasein, es el ser, pero al no existir la segunda parte de la obra del filósofo alemán, no hay respuesta al problema. Partiendo de la pregunta ¿qué es la metafísica? Heidegger afirma que la ciencia solo se encarga de una parte del ser y ahí pregunta sobre la nada emerge. ¿Es la negación producto de la nada?, surge la angustia y se descubre la nada,
Y nos ocupamos tanto de los entes, que ignoramos la nada, finalmente como que no nos interesa. (…). La nada es lo que origina la negación, y la negación se hace patente: atraviesa la existencia del ser humano, no es algo meramente lógico: la nada y la negación son existenciales. (Cepeda, 2017: 77).
...se puede hacer un acercamiento a la forma de ser y estar del campesino...
Cepeda (2017) explica como Heidegger considera que con Nietzsche se cierra una época en la filosofía y se abre otra. Al hablar de la voluntad de poder Nietzsche se pregunta más por el saber que por el conocer, pues saber se relaciona con lo que se quiere. La verdad por lo tanto sería esa fuerza vital que impulsa hacia la bello, “Por ello quien más se acerca a la verdad es el artista, para quien la belleza y la verdad van a una” (Cepeda, 2017: 200). Para Nietzsche el arte es lo más cercano a la vida misma, esta no entendida como un mero concepto científico, sino existencial. “En síntesis, el ser se puede comprender como un saber vital al que se accede mejor por el arte en el que se descubre la verdad” (Cepeda, 2017: 200). El ser está entonces en el arte.
Para Heidegger, en diálogo con los griegos, según Cepeda (2017), el ser emerge de la naturaleza física, aparece y se sostiene en el devenir, es apariencia, “lo-que-aparece” (Cepeda, 2017: 200). El alemán afirma que el discurso científico y lógico no alcanza a comprenderlo, pero el arte sí, por medio de éste se puede apalabrarlo. “Gracias a la esencia poética, el lenguaje se hace morada del ser, pues allí lo mantiene y lo cuida” (Cepeda, 2017: 200). En la ontología, en consecuencia, no habrá método, por ello se echa mano de la meditación poética para esenciar el ser. En Heidegger en la poesía se manifiesta el Ereignis, entendido como el evento en el que “acaece en-lo-que-es” (Cepeda, 2017: 200). El pensador deja de ser filósofo y se convierte en poeta. Si en la poesía está el camino del ser, en la carranga, acaece la ontología del campesino del altiplano.