Si entendemos la noción sobre lo cotidiano como una acción que se repite diariamente, el observar es una de las acciones más cotidianas; el observar implica ir más allá de lo que a simple vista hay, y en algún punto, por más disperso que se pueda estar, simplemente se observa. No obstante, es curioso como esta acción tan inconsciente se vuelve consciente cuando se cae en cuenta de ella a través de ciertos elementos externos.
En una conversación con Carlos Corrales, quien trabaja con el lenguaje de la fotografía -y mientras destapábamos unas cervezas- hablamos sobre su trabajo. Apasionado por el lenguaje fotográfico y con un estilo definido hacia la fotografía en blanco y negro, decidió que sus referentes sobre este estilo sean: Daidō Moriyama, Tatsuo Suzuki, Nobuyoshi Araki, entre otros.
Su inicio en la fotografía resulto ser una historia cómica y entretenida: “no me dejaron cancelar la materia de fotografía, me resigne y para pasar esa materia tenía que sacar al menos un 4.5… al final termine poniéndole tanto la ficha que me enamoré de la fotografía” en cuanto a la elección del blanco y negro en sus fotografías, me cito una frase de Wim Wenders: "La vida es un color, pero la realidad es en blanco y negro". Y me explico cómo una sencilla frase condensó la carga que tiene el manejo del blanco y negro en su trabajo, y por supuesto, el proceso que ha tenido para generar un cierto tipo de blanco y negro. De esta forma, sobreexpone un poco la fotografía para que en el laboratorio pueda sacar más blancos, manejando un ISO entre 800 a 1600, comentándome su interés en el grano de la imagen.
"La vida es un color, pero la realidad es en blanco y negro"
En cuanto a la percepción que tiene de su trabajo, me explica : “yo no modifico lo que está”-continúa- “ no sé si se pueda llamar surreal, pero la imagen es surreal respecto a mi realidad...busco generar eso con mi cámara”. Es así como en su trabajo plasma las sensaciones generadas en la unicidad del momento que percibe; y he allí lo inmediato, irreflexivo, despojando la denotación del objeto o sujeto en la imagen, connotando en ella el sentido del estado en que se percibe. Él lo describe más como una soledad:
“Mi vivencia de la ciudad, por más de seis años ha incrementado mi sensibilidad, si bien he hallado la soledad como parte de mi vida, también la hemos vivido en los encuentros con los amigos y compañeros con los que comparto en mi cotidianidad, emociones que si bien etiqueto como espacios de soledad, tienen muchos matices, muchas formas de mostrarse y reflejarse ante el lente, que me permite capturar esos momento únicos para mí”
En esta cotidianidad, a la que todos pertenecemos y la que cada quien percibe según su interés, la acción de observar se simplifica en cómo pensamos las diferentes realidades en las que se puede habitar. La consciencia de observar, quizá se dé cuando tomamos un objeto que intenta imitar mecánicamente el sentido de la visión, y que al acostumbrarnos olvidamos las reflexiones que transmiten un sentido a la imagen. Pero he allí, como la cotidianidad puede ser expuesta de diferentes maneras y todas igualmente válidas.
Termina por definir su trabajo Carlos, dentro del siguiente párrafo:
“Tiene mi obra una esencia de nomadismo, de trasegar, de cambiar los paisajes en los que habito, y a pesar del viaje y la distancia que se recorra, un viajero interior que se reconoce en su andar solitario, en su encuentro con otras soledades, con otros mundos, expuestos a lo indecible a lo inabarcable, de las fuerzas que nos sobrecogen, las ciudades y la naturaleza”.