¿Es la crisis del Covid 19 la estocada final a la crisis de la democracia? Para muchos analistas la democracia no se encuentra en crisis, simplemente cambia conforme al ritmo que establecen las sociedades que cada vez son más complejas. Sin embargo, es imposible negar, que en la contemporaneidad es cada vez más clara la perdida de debate público y la casi absoluta falta de confianza en las instituciones de representación: nadie le cree al congreso, los partidos políticos no logran ser el puente entre las demandas de la sociedad civil y el Estado, cada vez es más clara la hegemonía del partido político como maquinaria electoral.
Este panorama se convierte en el caldo de cultivo perfecto para la emergencia, que no es nueva, y en nuestro medio, es una característica del régimen político, de figuras carismáticas que recorren el entramado político representativo estableciendo una supuesta y unilateral relación con el ciudadano común que muchos han dado en llamar “neopopulismo”. Se ha convertido en un lugar común la relación líder carismático y populista (outsider) con posiciones de izquierda, sin embargo, una mirada más atenta demuestra que es un fenómeno que afecta todo el espectro político, Bucaram, Fujimori, Uribe, Trump, Bolsonaro, son una pequeña muestra de lo anterior. ¿Por qué triunfan estos personajes? ¿Cómo se establece esa relación mensaje, espectador, entre el líder y el elector?
Desde hace décadas y cada vez más, esta relación paso de la plaza pública y la prensa escrita a los nuevos medios de comunicación, primero la radio, después se sumó la televisión y ahora las redes sociales. La lucha política mediática no solo tiene que ver con el debate de propuestas e ideas, hoy el centro del debate reside en quien se proyecta mejor, quién luce mejor. Esta imagen diseñada y prefabricada carente de posiciones políticas claras no solo se encuentra en campaña, se convierte en uno de los reglones fundamentales en el ejercicio político administrativo del político electo, gastando ingentes recursos para mantener la imagen proyectada y financiando los medios de comunicación mediante pauta para evitar la crítica periodística, en la política de hoy la estabilidad de un gobierno depende en gran parte de la imagen creada por los medios, en síntesis, al igual que cada uno de nosotros se convierte en un producto exhibido en las redes sociales, de la misma manera el político es simplemente un producto más de consumo, en ultimas lo mediático hace que la política tienda a lo cosmético.
Se ha convertido en un lugar común la relación líder carismático y populista (outsider) con posiciones de izquierda
La actual alcaldesa de Bogotá Claudia Nayibe López, se convierte en un ejemplo perfecto de lo anterior, un producto cosmético, mediático pensado y diseñado desde el punto de vista de la mercadotecnia con el único objetivo de generar confianza y lograr legitimidad en diferentes espacios políticos. Claudia Nayibe se presenta en nuestro espejo cónico político como una figura fresca, alejada de los partidos políticos tradicionales y corruptos, una persona hecha a pulso, con carácter y “los pantalones bien puestos”, una outsider transparente y preparada para hacerle frente a los problemas políticos y administrativos del gobierno de la cuidad.
La única forma de poder analizar la distancia entre la imagen proyectada y los hechos reales es analizar su gestión. La administración lleva un poco más de 100 días, evidentemente un tiempo muy corto para dar una opinión clara, no obstante, la difícil e inesperada coyuntura que atravesamos hoy ha sacado a relucir de forma clara el talante de los líderes políticos, Claudia Nayibe ha mostrado una exitosa estrategia de marketing en distintos medios de comunicación. En esta estrategia subyace la idea de posicionar al “centro político” como la mejor opción para un gobierno democrático, alejada de los peligrosos extremos y que actúa de modo técnico. Este discurso ha hecho carrera por la confluencia de intereses de diversos actores económicos, políticos y culturales, que utilizan sus cajas de resonancia para hacerle eco.
Analicemos varias de sus actuaciones en la coyuntura y ejemplos de cómo los medios lo han interpretado: 1. La concreción de un nuevo liderazgo, uno de los rasgos del presidente de la república ha sido su falta de liderazgo, es una idea generalizada que debe consultar con su jefe político cada uno de sus movimientos, este extraño fenómeno ha sido leído de manera correcta por la alcaldesa, sin hacer la tarea completa, dejando inmensos grupos poblacionales por fuera de la política pública para la crisis, y simplemente seguir la tendencia internacional ha sido premiada con una ovación mediática y ciudadana. Alfonso Cuellar columnista de la revista Semana, conocida por su sesgo progobiernista, afirma en su columna “Claudia de Colombia” publicada el 10 de abril que “Claudia López estaba en lo correcto, tenía el pulso de los expertos y del ciudadano. La prioridad es la salud, sin eso no hay nada.” Igualmente, en el diario el espectador del día 27 de febrero Natalia Roldan Rueda titula una columna como “Claudia López, la mujer más poderosa de Colombia” en la cual se muestra una imagen muy humana y fresca de la alcaldesa. Incluso, Noticias UNO en su emisión de 05 de abril salió en defensa de López sugiriendo del modo más acrítico para un medio que se considera adalid de la independencia. Se podría regar más tinta, pero estos ejemplos dan cuenta de la tribuna mediática de Claudia Nayibe.
fue innegable la adhesión popular ante la controvertida frase.
2. “Pedimos ayuda para venezolanos y salimos a deber” Esta frase dicha por la alcaldesa, generó alguna controversia en los medios y rechazo de diferentes personajes políticos de diversas orillas, sin embargo, la continuación de la diplomacia de micrófono y el creciente rechazo de los migrantes venezolanos generaron un inmenso aplauso en redes sociales de la población en general. ¿Fue premeditado el efecto? es una pregunta que no podemos resolver, pero fue innegable la adhesión popular ante la controvertida frase.
3. Donatón: tal vez el hecho más aplaudido por todos los sectores, siguiendo el ejemplo de otros alcaldes, especialmente el de Medellín, la alcaldesa organizó un show mediático para recoger recursos, en dinero y en especie para atender la emergencia, el diario el tiempo publicó el día 20 de abril en su artículo “Bogotá batió record de solidaridad: 51696 millones en donaciones” “"La gran lección es que Bogotá siempre se luce. Bogotá es un orgullo y un ejemplo. ¡De esto salimos juntos!”, celebró la alcaldesa Claudia López, quien aseguró que esta era la mayor donación de la historia de Colombia.” (Negrita en el original) pese a la ovación generalizada y a marginales criticas de twitteros, entre ellos el exalcalde y Senador Gustavo Petro, a quien le endilgan una oposición desmedida a la actual administración, brillaron por su ausencia varias preguntas que deben alimentar el debate democrático, por ejemplo: ¿Las donaciones de grandes empresas implican excepciones tributarias? ¿es válida una donación del presupuesto del Concejo de Bogotá? ¿La reclamación de derechos de la población en medio del confinamiento se debe hacer a partir de caridad, especialmente después del Decreto Ley 461 de 22 de marzo de 2020 que le permite a alcaldes y gobernadores reorientar las rentas de destinación específica a la crisis? ¿Se han evaluados otros gastos de la alcaldía mayor de Bogotá en el corto periodo de la actual administración? ¿La contratación del arriendo de CORFERIAS? ¿El contrato interadministrativo entre la Secretaria de la Alcaldía y la ETB por 6.000.000.000 COP para el Marketing de Claudia Nayibe?
¿quién es realmente Claudia Nayibe?
Pero más allá de las acciones puntuales los medios de comunicación han logrado crear una imagen sobrevalorada de Claudia Nayibe, el periódico El Espectador, en tono lisonjero, dice en su artículo, “Claudia López, la mujer más poderosa de Colombia”, publicado el 27 de febrero, “Todos la conocemos como política: su carácter, su tenacidad, su franqueza. En estas páginas hemos querido acercarnos a la otra Claudia, a la que fue una niña hiperactiva y curiosa, a la hija amorosa, a la enamorada, a la mujer que espera con optimismo el futuro.” Por su parte el periódico el Tiempo el 2 de abril titula. “Claudia López, la nota más alta en manejo de emergencia entre los alcaldes” magnificando los resultados de una encuesta de la firma cifras y conceptos repitiendo la vieja actitud de convertir la percepción en hechos. Los medios televisivos (RCN, Caracol, Noticias 1, CM&) han hecho su parte, al igual que el presidente de la república la imagen de Claudia Nayibe es omnipresente, los medios la acompañan a realizar cualquier acción de la administración, muestran su vida, replican los informes realizados para redes sociales, exaltan su preocupación y ponen en primer plano sus acciones.
Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? ¿es una crítica valida a las democracias contemporáneas? Hay cosas que deben ser tenidas en cuenta y que no se pueden cambiar, la objetividad del periodismo es una pretensión, cada medio tiene una agenda que normalmente coincide con los intereses económicos del dueño y de los anunciantes, en ese orden de ideas ¿quién es realmente Claudia Nayibe? Y cuál es la lección para la democracia. La alcaldesa es la encarnación de una clase media hecha a pulso, que logró ascender socialmente con esfuerzo, que además recoge en su discurso a minorías históricamente excluidas, logrando generar una fuerte representación sociológica que alinea a grandes sectores de la población alrededor de su imagen, evidentemente ella como política y su equipo asesor han sabido aprovechar esas circunstancias y ofrecer un producto fresco y novedoso, que se vende muy bien, pero hasta allí llega la novedad.
Tal vez los medios de comunicación no van a cambiar, la supuesta objetividad seguirá siendo una mera ilusión, el campanazo es realmente para el ciudadano, cómo percibimos los mensajes que apuntan a nosotros, cómo generar un tamiz crítico que baje el nivel de seducción del producto prefabricado, que realmente haga al ciudadano intervenir en lo público defendiendo sus intereses, que normalmente son los intereses de la mayoría.