Me tomo mucho trabajo iniciar esta salida. Pensé primero en hablar de las desafortunadas decisiones del gobierno y como muchas de las mujeres que se pueden sentar en las mesas del alto gobierno y tal vez influenciar decisiones a favor del pueblo eligieron de forma deliberada callar, hacerse a un lado, esperar que el juego avance a favor de sus empresas y luego veo a Claudia López como la buena samaritana, como la mujer que hoy alza la voz en contra del sistema al que pertenece y en contra de las voluntades macabras del presidente organiza una movilización social para la protección de los ciudadanos y aledaños. Debemos hacer nuestra parte y quedarnos en casa.
La buena samaritana fue la mujer a la que Jesús le pidió que le diera agua del pozo en donde se ocasionó el encuentro. Pongamos sobre la mesa esto: Jesús tenía la costumbre de hablarle a todo el mundo, incluidas las mujeres, eso era muy mal visto sobre todo porque ella era de una región insignificante y porque al final de todo hablarles a las mujeres y permitir que su voz fuese oída era sinónimo de perder el tiempo, incluso pecado. Ella aprovecha y alza su voz, increpa, cuestiona, reflexiona y avanza, pero sobre todo en el ejercicio le da agua, da su mano y quita la sed, la samaritana era feminista.
EN MI ENTORNO HAY UNA
¿Quiénes son hoy las buenas samaritanas? Las mujeres que luchan por los derechos para todos, conocidas como feministas. He visto y tengo las más cercanas, por ejemplo: Alexi, que vela por las personas mayores de su territorio la escucho cada tanto con historias de “sus abuelitos” porque los quiere cobijar a todos haciendo las vueltas de la pensión, acompañándolos a hacer la fila para pedir los subsidios que nunca llegan o criando gallinas y conejos para darles de comer porque siendo abogada no le importa el estrado ella avanzo en la realidad del reino en el hacer y poder dar de beber al sediento.
debemos volver a la práctica, a la calle, a darnos a la tierra y tomarla en nuestras manos.
Habla apasionadamente de la vida. La experiencia que la ha llevado por diferentes caminos, en donde el dolor se vuelve la fuerza para seguir ayudando también a mujeres pacientes de cáncer de seno en lo más vital: acompañar, ella es experta, es una samaritana sensible a las necesidades de las personas, de los suyos y de los ajenos.
Quiere ayudar, quiere dar agua y se ha cruzado con muchos que juegan a Jesús para juzgar su accionar sin ver la bondad de su espíritu, hoy preocupada por los subsidios prometidos para sosegar las necesidades que se desbordan a causa del coronavirus se da cuenta que esas promesas son falsas y ahora no tienen ellos los abuelos del territorio como comer, seguramente como siempre resolverá, pero no es justo una sola samaritana habiendo tanta sed.
Podría nombrar muchas más pero hoy me quedo con su historia como la prueba de que las mujeres cuando queremos “hacemos el mundo” no debemos quedarnos en la elaboración del discurso, debemos volver a la práctica, a la calle, a darnos a la tierra y tomarla en nuestras manos.
RESISTENCIA PACÍFICA
En medio de los libros que me apasionan y las lecturas intencionadas de Mario Mendoza encuentro la historia: El desobediente (2012, La importancia de morir a tiempo) que habla de la resistencia pacífica: NO HACER NADA ¿que pasaría si de verdad dejáramos de actuar, de pagar, de asistir a trabajar, de viajar, si nos quedáramos en casa, si como "buenas" samaritanas reflexionáramos sobre las implicaciones de NO pertenecer y hacer construcción social? los gobiernos y los estados caerían, sin impuestos, sin consumo, sin préstamos bancarios ya no habría corrupción, si no producimos ellos no robarían, tendrían que pedirnos agua, volvemos al tema, su sed estaría a nuestra merced, tendríamos la oferta y la demanda y de esta forma ese cambio que tanto pedimos estaría lográndose.
actuar de una forma tan consciente que nuestra participación en los territorios, en las decisiones sea tan certera que cuando falte se sienta que se pierde la esencia
No quiero decir que no hay que gritar, romper, llorar y pedir, solo que estas formas son tan criticadas por quienes no entienden la lucha feminista como base de la transformación que se convierten en objeto de burla, de señalamientos, de producciones de memes y de frases sin sentido como “es que a todos nos matan”, invisibilizando la causa.
Dar al mundo su propia medicina, dejarles con sed, no actuar de manera intencionada, o mejor aún actuar de una forma tan consciente que nuestra participación en los territorios, en las decisiones sea tan certera que cuando falte se sienta que se pierde la esencia.
QUEDARSE EN CASA ES NO HACERLE CASO AL GOBIERNO Y ESO ESTA BIEN
Para cerrar, Alexi bien podría cerrar su casa, no ayudar y dejar que su entorno resuelva sus asuntos, sin embargo, decide ayudar, yo, opte por seguir escribiendo, mi imposibilidad económica en estos tiempos no me permite aportar a otros en este tema, pero si, buscar una línea de investigación que se convierta en práctica en territorios vulnerables, (que me perdone mi familia por esta necedad de vivir no para el consumo sino para los otros).
Es claro para todas que la presidencia de forma sistemática, premeditada y malévola esta tratando el asunto del coronavirus como últimamente trata todo: con irresponsabilidad, la invitación con toda certeza es quedarnos en casa, quienes podemos de alguna forma hagámoslo, pero sin dejar de pensar en: habitantes de calle, trabajadoras sexuales, aseadoras, guardas de seguridad, cajeras, conductoras, vendedoras de café, jugos y dulces, mujeres mayores que se encuentran solas, niñas que se quedan con sus violadores, entre otras, y luego de pensar, nos organicemos para dar de beber a quienes hoy tienen mas sed.
Dedicado a las mujeres que deben salir a la calle a buscar el pan nuestro de cada día.